LifeTeen (www.lifeteen.es) y su variante Edge son métodos evangelizadores parroquiales con 25 años de experiencia, que se aplican en 1.800 parroquias del mundo, incluyendo unas 60 parroquias de España, y que trabajan con chicos a partir de los 12 años. Con materiales profesionales muy bien estudiados (Lifeteen tiene en EEUU más de 50 trabajadores a tiempo completo dedicados solo a preparar materiales catequéticos prácticos para esa edad), combinando juegos, música, explicaciones y oración, los catequistas hacen crecer a los chicos en la fe y la cercanía a los sacramentos.
Randy Raus en el encuentro de formación europeo de LifeTeen en Barcelona del 10 al 12 de marzo de 2017
Randy Raus, presidente de LifeTeen (aquí publicamos su historia de conversión) ha participado en Barcelona del 10 al 12 de marzo en el Encuentro Europeo de Entrenamiento de LifeTeen, y ha explicado que la clave de este método pasa por tener catequistas. El cura solo no podrá. Necesita los catequistas para adolescentes (a los que llaman el “core team” o “core members”, “miembros del núcleo” o “equipo del núcleo”). En realidad, a todos los efectos son catequistas.
Los catequistas no necesitan mucha formación: ésta irá llegando y además se forman con los materiales de gran calidad que envía LifeTeen. Lo que sí necesitan es amar al Señor, necesitan amar con pasión a los jóvenes y estar dispuestos a dedicarles tiempo y esfuerzo para evangelizarles. Los catequistas también necesitan trabajar en equipo, llevarse bien.
La edad o el ambiente del catequista no son determinantes, aunque conviene que algunos catequistas sean jóvenes adultos (de 18 a 35 años) para que los adolescentes les miren como modelos y quizá aspiren a llegar a ser ellos también catequistas y evangelizadores. Pero Randy Raus pone el ejemplo de una señora de 75 años que se llevó a casa las fichas de cada joven con sus fotos, rezó por ellos un año, se los memorizó y después podía saludarlos por su nombre a todos en la parroquia: los jóvenes pidieron que la hicieran catequista de LifeTeen.
LifeTeen es un método catequético que da gran importancia a la adoración eucarística, pero con formas de expresión nuevas
“Reza y pon a la gente a rezar”, propone Randy Raus, “y que pidan a Dios catequistas”. Raus recuerda que “en casi todas las parroquias del mundo hay un grupo de señoras que rezan por las mañanas sus devociones en la iglesias y que tienen una especie de línea directa con Dios. Yo les digo a los responsables de Lifeteen que hablen con ellas para que ellas pidan a Dios miembros para el equipo LifeTeen, y también que recen por los adolescentes”.
“Cuando finalmente me llegan dos o tres personas para servir en el equipo, se lo digo a las señoras, y se ponen muy contentas, ponen la misma cara que tu abuela cuando le dices que te ha gustado su pastel o su guiso especial”, explica Raus.
“Además, si queremos enseñar a orar a los jóvenes, debemos empezar demostrando que nosotros acudimos a la oración. Igual que María dijo ‘no tienen vino’, nosotros decimos, ‘Señor, no tenemos equipo de responsables para LifeTeen’, y se lo pedimos”, insiste Raus.
El cura o el párroco quizá no están muy atentos a LifeTeen, pero si se les pregunta quién puede ser catequista para adolescentes puede que tenga buenas ideas. Los curas ven a la gente en misa, ven quién es devoto y quien está distraído. También escuchan confesiones, escuchan a los feligreses, conocen a muchos, sus pasiones y deseos… Son unos buenos localizadores de candidatos a catequista.
Sí, los adolescentes pueden proponer personas interesantes y con capacidades que no habíamos pensado. Los adultos tienden a pensar que sus propuestas no serán serias, pero la experiencia de LifeTeen en 25 años y 1.800 parroquias es que muchas veces los adolescentes son capaces de localizar personas muy válidas y adecuadas para ser catequistas.
“Mucha gente no se ofrece voluntaria para catequista –o cualquier otro servicio- simplemente porque nadie le ha avisado de que existe esa necesidad y esa posibilidad”, explica Raus. Hay que anunciar en la parroquia que se necesitan esos voluntarios, y saldrán algunos…
Una vez Randy Raus fue a una parroquia y comprobó que todos los “core members” (los catequistas) estaban cortados por el mismo patrón: todos eran jóvenes, guapos y hasta vestían con el mismo estilo, "como si fuese un anuncio de la marca Gap". Les hizo un piropo en broma, algo crítico, del tipo “qué guapos todos, los adolescentes estarán encantados”. Y una chica respondió: ¿Y cuál es el modelo que te parece más guapo? A lo que Randy ya algo preocupado respondió: “el mejor modelo, el mejor miembro del equipo, será el que se parezca más, en todo, a Jesús”.
Randy cuenta esta historia para señalar que el catequista puede ser una señora mayor, o un señor feo, o cualquiera… siempre que tenga pasión por servir a los jóvenes y ame al Señor.
“Los miembros del equipo deben convertirse en discípulos. Un discípulo es alguien que puede hablar de Cristo sin miedo y puede acercar a otros a Cristo. Un responsable parroquial ha de poder convertir a su core team, a su equipo, en discípulos de Jesús. Han de ser buenos ejemplos para los adolescentes. Los catequistas imitarán al líder parroquial y los adolescentes imitarán a los catequistas.Todos damos ejemplo a los que nos miran”.
Debería haber un retiro anual del equipo nuclear, de los catequistas con sus responsables. En EEUU suele ser de viernes, sábado, domingo y se vuelve el domingo noche para ir a la misa de LifeTeen, justo al empezar el curso. Los catequistas firman un documento que cada uno escribe con su compromiso, usando sus propias palabras. Son hermosos, dice Randy Raus.
Los compromisos afirman cosas como “amaré a los chicos sin condiciones, por Cristo, no importa lo desastrosos que sean”, “estaré siempre dispuesto a escucharlos”, “con amor les protegeré y les haré responsables”… En esa primera misa de LifeTeen se pueden leer estos compromisos ante los padres y las parroquias. Luego los catequistas los firman ante las familias. Después, los adolescentes salen a rezar por los miembros del equipo. Es emocionante y la parroquia ve quién trabaja con los jóvenes. El párroco o pastor es quien, con su presencia, da legitimidad. Los padres ven con quien irán los chicos. A los padres les gusta ver que un grupo de adultos acompañan a los chicos. Los compromisos han de ser año tras año… un año de prueba de un catequista novato que usa LifeTeen, su método y materiales, basta para quedar encantado conociendo y acompañando chicos.
El responsable parroquial de jóvenes ha de tener reuniones personales, uno con uno, con cada miembros del equipo. Y así los miembros del equqipo aprenden a estar uno a uno con los chicos.
El responsable debe llevarse a sus catequistas (o incluso a meros candidatos novatos) a los entrenamientos y formaciones. Randy reunió su primer equipo llevándolos a ver el Gran Cañón del Colorado y luego a una convención de formación cercana. “Vimos el gran cañón pero lo que nos impresionó más fueron los jóvenes rezando en la misa de Lifeteen”, dijeron luego. Casi todos los de ese equipo 25 años después siguen como evangelizadores y muchos se hicieron curas.
También hay que hacer actividades recreativas con los catequistas para que haya amistad en el equipo: con barbacoas, picnics, comidas juntos, alguna excursión…
“Hay que estar animando y reforzando a tu equipo, halagando y alabando las cosas que hacen bien. Hay una noche de reconocimiento a los catequistas en algunas parroquias: los jóvenes organizan una fiestecita para sus catequistas, decoran la sala, hacen comida y obritas de teatro imitando a sus catequistas. Es divertido y además dicen que imitar es una forma de halagar”, explica Raus.
Por último, es importante conectar a los catequistas con un director espiritual. “Llegar a los adolescentes es muy difícil, el demonio ataca en los momentos débiles, sobre todo si tienes una vida espiritual débil… Te mete ideas como ‘no soy suficientemente santo para hablar con ese chico’ o ‘no puedo dar una charla sobre pureza porque yo mismo tengo dificultades’. Un director espiritual nos conecta con la misericordia y gracia de Dios”.
Randy Raus plantea un “examen” a fin de curso con una sola pregunta. “Cada final de año hago una reunión con cada uno del staff de LifeTeen, 54 personas a jornada completa. Mi pregunta es: “¿estás más cerca de Dios hoy que hace un año?” Sin dicen; “sí”, es que LifeTeen tuvo un año fantástico. Lo mismo pasa con los catequistas. Si dicen que han acabado más cerca de Dios ese año, es que el año ha ido bien, porque la santidad es contagiosa y los jóvenes buscan gente que está en camino hacia la santidad. Al crecer en cercanía al Señor atraeremos más gente a Él”.