Y se muestra de una forma original: el guión (de José Cabanach y Javier Alonso, también directores del film) cuenta la historia de cuatro sacerdotes en una fecha muy especial: supone ser el próximo 28 de mayo, cuando en el estado Giuseppe Meazza de Milán se disputará la final de la Champions League. Y hace una apuesta por dos equipos disputándola: el Atlético de Madrid y el Bayern Múnich.
Los cuatro curas tienen los mismos deseos que cualesquiera otros aficionados colchoneros de ver el partido y sacarse la espina de las dos finales que se le escaparon a los rojiblancos en el último aliento: en 2014 contra el Real Madrid, con el cabezazo de Sergio Ramos, y en 1974 contra el mismo equipo bávaro, con el letal disparo de Schwarzenbeck.
Pero por encima de todo está el deber sacerdotal, que no conoce horas ni descanso. El otro partido nos los presenta diciendo misa y trabajando por la integración de los inmigrantes, escuchando confesiones y sanando almas atormentadas, bautizando neonatos en riesgo o acompañando la soledad y las alegrías de los feligreses.
Una hermosa película que forma parte de una intensa semana por las vocaciones en la diócesis, como la cadena de oración que arranca el viernes con una vigilia presidida por el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, o la misa que oficiará él mismo el domingo a las 12.00 horas en la catedral de Santa María la Real de la Almudena.