Los voluntarios salen a repartir medallas de la Virgen Milagrosa, bendecidas por el Papa Francisco. “Decimos a la gente ¿quiere usted un regalo gratis del Santo Padre?, y suele interesarles, quieren saber más”, explica Hannah Beckford, una voluntaria de 25 años. Animan a las personas a entrar en el autobús y hablar allí con los sacerdotes, para consultar sus dudas, explicar sus dificultades, pedir oración, una bendición o confesarse.
Mientras tanto, el grupo de música atrae la atención de los viandantes sobre el autobús, que es cien por cien católico, con su enorme imagen del Papa Francisco sonriendo y su logotipo del Año de la Misericordia. Su destino: #nextstopmercy (“Próxima Parada Misericordia”). Los voluntarios les entregan información sobre las parroquias y misas de la diócesis, en la región inglesa de Lancashire.
“Causa mucho interés, sobre todo en gente que hace tiempo que no pasa por la iglesia. Salen del autobús siempre sonriendo y expresando un agradecimiento sincero”, explica Hannah.
Esta iniciativa de la diócesis inglesa de Salford estaba prevista sólo para un par de sesiones, pero en esos dos días entraron más de 400 personas al autobús, y los sacerdotes confesaron a muchas personas que llevaban “décadas” sin acercarse al confesionario, así el equipo ha decidido continuar esta misión todo el Año de la Misericordia, hasta noviembre. Alquilar el autobús de dos pisos cuesta 230 libras por sesión. Vale la pena.
Frankie Mulgrew de sacerdote y, a la derecha, de humorista televisivo
Uno de los creadores de la idea y sacerdotes fijos en el Bus de la Misericordia es el padre Frankie Mulgrew, de 38 años, ordenado a los 35 años. Antes trabajaba en el mundo del espectáculo, y tenía un programa cómico infantil en TV.
Hijo del famoso cómico irlandés Jimmy Cricket y hermano de la también artista humorística Katie Mulgrew, el padre Frankie recuerda que la palabra “gozo” o “alegría” aparece 244 veces en la Biblia. Como su familia, ha usado varias veces sus habilidades humorísticas para recaudar fondos para niños enfermos que van a Lourdes o para la ONG contra el hambre Mary’s Meals.
Pero en el autobús el padre Frankie ofrece algo aún más poderoso: el sacramento de la Reconciliación. Él mismo experimentó a los 18 años la capacidad sanadora de este sacramento cuando atravesaba una grave depresión. “Fue una época muy dura y en la confesión experimenté mucha compasión y misericordia y tuve algunos encuentros profundos”, recuerda. Aquello fue lo que eventualmente lo llevaría al sacerdocio, con el apoyo de su familia de artistas. Recientemente publicó el libro “Does God LOL?” (¿Ríe Dios a carcajadas?), en colaboración con otros humoristas, cuya recaudación ayuda a Mary’s Meals.
“Aquí en la calle decimos: si tienes cargas, ven al autobús y libérate de ellas. Si experimentas dificultades –peleas familiares, problemas financieros, una relación rota- ven al autobús y experimenta la misericordia de Dios”, afirma el sacerdote.
El autobús demuestra ser un lugar de “acogida y aceptación” para personas alejadas de Dios. Él dice que se inspiraron en Jesús, que predicaba en las plazas y en espacios altos y en la mesa con comensales. Así, el padre Frankie entre semana ayuda en su parroquia de Blackburn y en el hospital cercano como capellán, y el sábado sale a la carretera con el bus.
El sacerdote comentó rápidamente la iniciativa al Papa Francisco en Roma, en una de las audiencias de los miércoles: él se rió mucho cuando se lo contaron.