La cantautora Mer González Fontán recibió el Premio Religión en Libertad 2020 en la categoría Música Católica , de manos de Pablo J. Ginés, redactor jefe de ReL. El testimonio de vida y de fe de Mer González lo recogió aquí, con detalle, ReligionEnLibertad, en febrero.
En ese testimonio explica cómo ella siempre se apoyó en la música, pero no empezó a escuchar música católica hasta 2010, más o menos cuando empezó a ir a misa entre semana. Era la época en que dejó de ver programas de TV del corazón y se pasó a escuchar Radio María. Y, poco después, con Retiros de Emaús y luego con la Renovación Carismática y con los Retiros de Amor Conyugal, empezó a cantar para Dios y para evangelizar.
Ella, y los que están con ella en directo, constatan que tiene un don, que toca corazones y abre mentes, poco a poco, al amor de Dios. En su canal de vídeos musicales (caseros) se puede ver también.
"Dios es quien nos regala los dones para que los pongamos al servicio de los demás y para que veamos cuál es nuestra misión. He tocado y cantado desde pequeña. Mi madre todo el día cantaba y mi padre escuchaba música preciosa. Mi marido es guitarrista y comparte conmigo el amor a la música y el servicio al Señor", explicó al recibir el premio.
Da gracias por haber podido usar la música en retiros de Emaús, en su parroquia de Caná (Pozuelo de Alarcón), en la Casa de Cristo Rey, Proyecto de Amor Conyugal, su grupo de Renovación Carismática, "mi grupo de madres que me aguanta"...
"Creo que la música es el lenguaje de Dios, creo que es el lenguaje que vamos a hablar en el Cielo. Allí todos vamos a cantar fenomenal, vamos a tocar los instrumentos que queramos. Allí podremos alabar a Dios sin desafinar ni una nota", dice con humor. Cantar es también una forma de orar y, así, de entrar en contacto también con los difuntos, con nuestros seres queridos en el Cielo, cree Mer.
"Cantar también es llevar alegría y consuelo a quien lo necesite", añade.
En la entrega del premio aceptó cantar un par de temas. Primero, "Yo soy el buen pastor", una canción de adoración compuesta por ella, que muchos sentirán que tiene un importante elemento de sanación. Después, acompañada por su marido David, el tema "Mira mis miserias", una canción de entrega y rendición a Dios desde la pobreza. Y para finalizar, un villancico de su creación, acompañados de manera improvisada por su hija Cecilia.