Oliver Llewellyn es un norteamericano, profesor de química, que se convirtió hace pocos años al catolicismo y declara que "lucha por entender y apreciar la belleza de la Iglesia a la que ahora llama casa". En su experiencia, hay enseñanzas católicas que pueden resultar más difíciles de asumir o entender y explica en IgnitumToday.com su "protocolo" para estos casos. ReL lo traduce para sus lectores.
“Soy católico, pero no creo en ….” ¿Cuántas veces has oído estas temibles palabras? ¿Qué significa ser católico? ¿Es una tarjeta de identidad meramente cultural que la gente hereda cuando nace, o significa mucho más? ¿Puede ser uno verdaderamente católico y a la vez denunciar ciertas doctrinas católicas?
Por definición, ser católico significa tener una relación fiel con el Magisterio y aceptar la noción de Sucesión Apostólica.¿Cómo puede alguien declararse católico y estar en total desacuerdo con las enseñanzas de los sucesores de los Apóstoles? Hoy se pueden ver las visibles cicatrices del Protestantismo por este enfoque individualista según el cual, fundamentalmente, la teología y el dogma se moldean según las propias convicciones personales. Si no te gusta una interpretación de una parte específica de la Escritura, sencillamente te pasas a otra iglesia hasta que oigas la homilía con la que estés de acuerdo.
Desgraciadamente, los católicos no somos inmunes a este fenómeno de adaptar a Dios y a la teología a nuestros propios deseos y necesidades.
Si no nos gusta una enseñanza particular de la Iglesia, simplemente la ignoramos o, peor aún, objetamos abiertamente a la misma, mientras mantenemos que somos "católicos". ¿Quién soy yo para discrepar del Magisterio de la Iglesia católica?
¿Es posible que algunas de las enseñanzas de la Iglesia me desafíen tanto intelectualmente como espiritualmente? Desde luego. ¿Debo dedicar gran parte de mi tiempo a rezar intentando entender una enseñanza en particular? Desde luego.
Pero lo que no tengo es derecho a declarar que las doctrinas de la Iglesia están equivocadas: debatirse con la doctrina es una cosa, pero declararla falsa es otra.
La Santa Iglesia Católica no pretende ser una institución democrática en la que la teología esté determinada por la mayoría de los creyentes. A la cabeza de la Iglesia está Jesucristo. Y el Espíritu Santo fue enviado para guiar a los Apóstoles (ni tú ni yo) y a sus sucesores en la Verdad.
¿Realmente esperábamos que el plan de Dios no sería un desafío para nosotros? ¿Realmente esperábamos que el plan de Dios sería susceptible a los cambios de opinión de la sociedad?
Entonces, ¿tenemos que aceptar ciegamente todo lo que la Iglesia enseña? Yo dudaría de ir tan lejos.
Yo creo que estamos llamados a examinar fielmente nuestras propias creencias y las de la Iglesia.
Si nos encontramos en una situación en la que seriamente dudamos sobre la doctrina de la Iglesia, ¿qué debemos hacer? Pues bien, he aquí algunas sugerencias que me han ayudado en el pasado:
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No puedo ni recordar la cantidad de veces que he leído sobre una supuesta "creencia" de la Iglesia Católica, o que la gente me ha preguntado sobre las llamadas "creencias", para descubrir más tarde que la Iglesia Católica ¡ni siquiera enseñaba esas "creencias"!
Comprueba siempre la enseñanza con el Catecismo o con tu párroco. Después de todo, puedes encontrarte con que has perdido un tiempo valioso dudando sobre algo que la Iglesia de Jesucristo nunca ha creído y dicho.
Por ejemplo, la infalibilidad papal puede ser causa de rechazo cuando asumes, falsamente, que la Iglesia cree que los Papas han nacido sin pecado y son incapaces de pecar en toda su vida. El concepto es más fácil de digerir cuando entiendes qué cree realmente la Iglesia. [Ver Catecismo, 889, 890, 891]
El que puedas recitar la enseñanza de la Iglesia sobre la anticoncepción no significa que estés automáticamente de acuerdo con ello. Dedicar tiempo a aprender lo que la Iglesia cree sobre el acto marital y a estudiar la Humanae Vitae te ayudará a entender la enseñanza de la Iglesia.
No tengas miedo de decirle a Dios que no entiendes algo y que eres escéptico sobre algunas creencias. Siempre he pensado que puede ayudar mucho pedir la intercesión de los santos por mí y unir mis oraciones a las de ellos cuando atravieso periodos de duda.
Esta lista no quiere ser una guía infalible para la resolución de nuestras dudas y necesidades espirituales; estoy ofreciendo mi experiencia personal sobre las dudas en las creencias de la Iglesia. Pero es interesante, y puedo afirmar honestamente, que siempre he acabado totalmente reconciliado con las enseñanzas de la Iglesia. Obviamente, algunas enseñanzas me han costado más que otras, pero con la gracia de Dios siempre he llegado a un punto de completa unión con el cuerpo de Cristo.
Por lo que la próxima vez que oigamos las palabras “unam, sanctam, catholicam” en la misa, dediquemos un minuto a experimentar la implicación que tienen y tal vez recordemos que hay sólo una iglesia de Jesucristo y que la Iglesia no es responsable ante ti o ante mí, sino que a la cabeza de la misma está Jesucristo y que está guiada por el Espíritu Santo.
(Traducción de IgnitumToday por Helena Faccia Serrano, diócesis de Alcalá de Henares)