Entonces alguien tuvo una gran idea: Si todos van al centro comercial en esta época del año, entonces tenemos que llevar a Jesús al centro comercial. Y así nació la idea: Jesús en el centro comercial.
La Virgen Peregrina se acerca al centro comercial
El domingo 14 de diciembre, un grupo de miembros de Schoenstatt obtuvo el permiso de la administración del centro comercial para armar dos mesas (sin gasto alguno) durante toda la jornada. En una de las mesas se colocó una gran imagen de la Virgen Peregrina y un lugar para encender velas. Las Hermanas de María y algunos miembros del movimiento que pasaron por el centro comercial durante todo el día invitaron a los compradores a detenerse un momento para encender una vela y rezar por algún ser querido o para escribir una petición en el libro de oraciones.
Los puntos 3 y 4 fueron los más solicitados: "Enciende una vela y di una oración por alguien" y "Escribe una oración en el libro de peticiones, y las hermanas rezarán por tu intención".
Tres de las cuatro Hermanas de María se turnaron durante todo el día para estar en el centro comercial rezando por las intenciones tras cada vela encendida y por todos los pedidos silenciosos de todas aquellas personas que compartieron sus historias en el transcurso del día.
La segunda mesa también estuvo muy concurrida y llena de actividad con la elaboración de las tarjetas navideñas. El equipo encargado de la elaboración de las tarjetas invitó a todos los niños a que se sentaran y armaran tarjetas navideñas en 3D mientras sus padres realizaban las compras. Pero se dieron cuenta de que no solo los niños disfrutan hacer tarjetas y fue muy divertido ver a los adultos cortando ángeles, estrellas y velas para armar sus exclusivas tarjetas navideñas.
Esto también llamó la atención de algunos vendedores, quienes no estaban buscando una plegaria, pero que de repente recordaron que ellos también necesitaban tarjetas navideñas. ¡En cuanto alguien del equipo de las tarjetas terminaba una, alguien preguntaba si se la podía comprar! Este también fue un apostolado; los colores brillantes de las tarjetas se convirtieron en un instrumento del Espíritu Santo que le recordó a un agobiado comprador que uno de sus seres queridos adoraría recibir una tarjeta.
En siete horas las dos mesas de Schoenstatt atrajeron a tanta gente y a tantas historias; como la de un enfermo terminal que lucha por aceptar que solo le queda poco tiempo. Algunos pocos se detuvieron a escribir sus plegarias y a encender una vela; explicaron que eran católicos no practicantes quienes no habían ido a la iglesia en años, pero que recordaban las Navidades religiosas que celebraban cuando eran pequeños. Un presbítero brasileño se detuvo a agradecer por la iniciativa de recordarle a la gente el verdadero significado de la Navidad y prometió rezar por todos nosotros. Otra mujer vio la imagen de la Virgen Peregrina y se detuvo a charlar. Nos contó que extrañaba mucho a la gente del movimiento con la que creció en Santa Fe, Argentina, antes de mudarse a Sudáfrica con su marido. Un hombre nigeriano que trabajaba en una de las tiendas se acercó y nos pidió una Biblia. Los guardias de seguridad, quienes habían estado observando desde lejos semejante ajetreo, al final juntaron coraje para acercarse a preguntar qué estaba pasando y también escribieron sus peticiones.
Al final del día, los miembros del movimiento que habían pasado el día en el centro comercial regresaron a sus hogares con sus manos cubiertas de cera y pegamento. Pero estaban felices, no solo por haber acercado a Jesús (y el verdadero sentido de la Navidad) al centro comercial; sino también por haber invitado a muchos de los transeúntes a acercarse al santuario a medida que se preparan para las Navidades este año.
Sin duda alguna, ¡esta Navidad Jesús y María recibirán en el santuario muchos visitantes nuevos!
Artículo publicado en la página web oficial del movimiento Schoenstatt.