Al "qué hay después de la muerte" le ha sustituido el "qué haces el fin de semana". Se ensalza una visión de la libertad por encima de todo, pero quien no la comparte es "cancelado". Los hombres quieren ser mujeres -y viceversa-, aunque nadie sepa cómo definirlas. El deseo ha destronado a la voluntad y las leyes han consumado su divorcio del bien común. Las "maxi-cosis" ahora llevan "perrhijos" y los diez mandamientos parecen haber sido sepultados por el culto a la tierra y a los árboles.
Lejos de ser una distopía, son solo algunos de los rasgos más visibles de una gran "crisis mundial" que, según el obispo Munilla, debe hallar resistencia. Sobre todo, por parte de la familia cristiana. Pero, ¿realmente puede hacer algo un "simple" matrimonio frente a la desvinculación total del mundo moderno?
Según su última ponencia pronunciada en Panamá a finales de agosto, el obispo español no solo considera que las familias tengan una posibilidad de victoria, sino que de hecho "son el verdadero y último refugio de libertad" para el mundo.
Hace no mucho, recordaba Munilla, podría parecer que las grandes ideologías estaban en una crisis sin retorno, plasmada por ejemplo en la caída del muro de Berlín. Atónito pero confesamente "ingenuo", el obispo pensó entonces que asistió al fin del comunismo.
Pero algo más de treinta años después, la realidad es muy distinta. Hoy, "marxismo y liberalismo" no solo "han confluido en la cumbre de esta crisis" en acuerdo con "la bandera del deseo", sino que se ven reforzados por otras propuestas. Entre ellas, la cultura de la cancelación, lo woke, el ecologismo o lo que muchos consideran una "pandemia de disforia de género". Y esto, dice, "no es algo que acontezca en una o varias naciones", sino que se trata de un "nuevo orden mundial" en el que las ideologías "se han reformulado".
Bajo el título ¿Qué debe hacer el cristiano ante los ataques a la familia?, el obispo Munilla desveló un listado de estrategias que aplicados desde la fe cristiana, se sintetizan en una "respuesta": la familia cristiana.
1º Resistir
Para Munilla, "más grave" que los problemas descritos es "que ocurran sin resistencia alguna". En el caso de España, menciona como en la pandemia "se introdujeron muchas leyes" contrarias a la familia "sin resistencia social" como la eutanasia o la "limitación de la patria potestad de los padres en la educación de sus hijos". "La capacidad de resistencia ha disminuido mucho, con el paso de los años nos han desactivado y hemos perdido la capacidad crítica" y para recuperarla "es bueno leer, formarse y ver cómo hacer un diagnóstico".
2º "Frente a la desvinculación, alianza"
A lo largo de su ponencia, el obispo se refirió en varias ocasiones a las dos doctrinas dominantes -capitalismo y marxismo- como principales agentes "en guerra contra la familia". El capitalismo, dijo, "prefiere tener individuos consumidores en lugar de familias, austeras, que saben consumir lo que necesitan y no necesitan lo que consumen", mientras que el marxismo prefiere tener como interlocutor a un individuo "fácilmente manipulable, sin tradición o familia". Por eso, concluyó contraponiendo la "alianza a la desvinculación" y recordó que "una familia fuerte es como un Estado libre. Nosotros, desde nuestra concepción católica, decimos familia, familia y familia".
3º Pasar de la crítica a la autocrítica: "Si hay crisis es porque no hay santos"
No todo es "culpa" de otros. De hecho, el obispo de Orihuela Alicante afirma que "si hubiera más santos, esta crisis no habría podido acontecer".
"La gran crisis de secularización también se explica por la poca fuerza que hemos tenido de convicción desde la santidad, se ha impuesto por carencia nuestra. Si hubiésemos vivido con más santidad el mensaje de Cristo, difícilmente nos habría invadido con tanta facilidad. Lo que hay es una crisis de santidad", sentencia.
4º Hacer frente a la complacencia: no se trata de casarse -o ordenarse- "y a vivir"
Para Munilla, ese llamado universal a la santidad pasa por "vivir en un estado continuo de revisión y conversión", frente a conformarse con "estar convertido o haber sido educado cristiano", algo equiparable a "un cáncer en la vida sacerdotal, religiosa o matrimonial". El obispo mencionó casos como el de la "ITV matrimonial" para ilustrar que "el amor tiene que ser reconquistado día a día y nos tiene que llamar a la santidad" y que quien se casa, lo hace para "dar lo mejor de sí mismos". Ante la pregunta de las familias sobre la crisis y sus posibilidades de enfrentarla, el obispo concluye tajante: "Apostar por la santificación de la familia".
El obispo Munilla, durante su ponencia en Panamá.
5º Urgen familias apostólicas
El obispo recordó que el matrimonio cristiano "no consiste en mirarse el uno al otro a la cara", sino también en una vocación apostólica y evangelizadora que pasa por "mirar los dos en la misma dirección y pensar en la extensión del reino de Dios". Algo que no solo redunda en la forma de enfrentar la gran crisis, sino también en el bien de la propia familia, pues "en su apostolicidad está uno de los indicativos más importantes de su salud espiritual".
6º El poder de la oración
Munilla se refirió a la confianza de las familias en el "poder de Dios, de la gracia y de la oración" como una herramienta imprescindible: "Necesitamos familias que recen unidas y hagan de la oración el lugar en el que encontrarse, que sepan que de ella reciben la fuerza. Los hijos no necesitan superpadres, sino unos padres que posiblemente sean débiles y frágiles, pero que se quieran y que amen a Dios. Ese amor les traerá la fuerza y gracia".