El encuentro del Papa Francisco con la Renovación Carismática del pasado domingo 1 de junio ha sido recogido con fotos y vídeos en numerosos sitios de Internet. La mejor transcripción de sus palabras al español, incluyendo las menciones al cardenal Leo Suenens que en algunos resúmenes no aparecen, es la del movimiento Cançao Nova, que reproducimos a continuación por su interés.
Domingo, 1 de junio de 2014
¡Queridos hermanos y hermanas!
Les agradezco la acogida. Ciertamente alguien le dijo a los organizadores que me gusta esa música: "Vive Jesús, el Señor”. Cuando celebraba en la Catedral de Buenos Aires la Misa con la Renovación Carismática, después de la consagración y después de algunos segundos de adoración en lenguas, cantábamos esa canción con tanta alegría y con tanta fuerza, como ustedes lo cantaron hoy. ¡Gracias, me sentí en casa!
Agradezco la renovación en el Espíritu, el ICCRS y la Fraternidad Católica por este encuentro con ustedes que me alegra tanto. Agradezco también la presencia de los primeros que tuvieron una experiencia fuerte del poder del Espíritu Santo, creo que Patty [Patty Gallagher Mansfied, una de las participantes del retiro de Duquesne en 1967 que inició la RCC] está aquí…
Ustedes, RCC, recibieron un gran regalo del Señor. Ustedes nacieron de un deseo del Espíritu Santo como una “corriente de gracia” en la Iglesia y para la Iglesia. Esto es lo que nos define: “una corriente de gracia”.
¿Cuál es el primer don del Espíritu Santo? El don de si mismo, que es el amor que hace que te enamores de Jesús. Este amor transforma vidas. Por eso se dice “nacer de nuevo para la vida en el Espíritu”. Como dijo Jesús a Nicodemo. Ustedes recibieron el gran don de la diversidad de los carismas, la diversidad que lleva a la armonía del Espíritu Santo, al servicio de la Iglesia.
Cuando pienso en ustedes carismáticos, me viene la misma imagen de la Iglesia, pero de una forma particular: pienso en una gran orquesta en la cual, cada instrumento difiere del otro y también las voces son diferentes, pero todas son necesarias para la armonía de la música. San Pablo nos dice, en el Capítulo 12 de la Primera Carta a los Corintios.
Por lo tanto, como es una orquesta, nadie en la Renovación Carismática puede pensar en ser más importante o mejor que el otro. ¡Por favor!
Nadie puede decir: “Soy el jefe”. Ustedes, al igual que toda la Iglesia tienen un solo jefe, un solo señor: El Señor Jesús. Repitan conmigo: ¿Quién es el jefe de la Renovación? ¡El Señor Jesús! ¿Quién es el jefe de la Renovación? (los participantes responden: El Señor Jesús!)
Podemos decir eso con la potencia que nos da el Espíritu Santo, porque nadie puede decir: “Jesús es el Señor” sin el Espíritu Santo.
Como ya deben saber, porque las noticias vuelan, en los primeros años de la RCC, en Buenos Aires, yo no amaba mucho a esos carismáticos y les decía: “parecen una escuela de samba”. Yo no compartía su forma de rezar y tantas cosas nuevas que estaban sucediendo en la Iglesia. Después, comencé a conocerlos y finalmente entendí el bien que la Renovación Carismática hace a la Iglesia.
Esa historia que comenzó en “escuela de samba” en lo siguiente, terminó de una forma especial: algunos meses antes de participar en el Cónclave, fui nombrado por la Conferencia Episcopal como asistente espiritual de la Renovación Carismática Católica en Argentina.
La Renovación Carismática es una gran fuerza al servicio del Evangelio, en la alegría del Espíritu Santo. Ustedes recibieron el Espíritu Santo que los hizo descubrir el amor de Dios por todos sus hijos y el amor por la Palabra.
En los primeros tiempos se decía que ustedes carismáticos estaban siempre con una Biblia, el Nuevo Testamento. ¿Aún lo hacen? (la multitud responde: ¡Siiii!).
Yo no estoy tan seguro, vuelvan al primer amor, siempre lleven en sus mochilas, carteras, ¡la Palabra de Dios! Y léanla. Siempre con la Palabra de Dios.
Ustedes, pueblo de Dios, pueblo de la Renovación Carismática, ¡cuiden de no perder la Libertad que el Espíritu Santo les dió!
El peligro para la Renovación, como acostumbra decir nuestro querido padre Raniero Cantalamessa, es la organización excesiva.
Sí, necesitan organizarse, pero no pierdan la gracia de dejar a Dios ser Dios. “No hay más libertad que la de dejarse guiar por el Espíritu Santo, renunciando a calcular y controlar todo y permitir que él nos ilumine, nos guíe, nos oriente, nos impulse para donde El quiera. El sabe lo que es necesario en todas las épocas y en todos los momentos. Esto significa ser misteriosamente fecundos!” ( Evangelii Gaudium, 280).
Otro peligro es el de volverse “controladores” de la gracia de Dios. Muchas veces, los responsables (me gusta más llamarlos servidores) de algún grupo o de algunas comunidades se volvieron, tal vez inconscientemente, los administradores de la gracia, decidiendo quien puede recibir oración de Efusión del Espíritu y quien no puede. Si alguien está haciendo eso, por favor pare, no lo haga más. Ustedes son dispensadores de la gracia de Dios y no controladores! ¡No sean una aduana del Espíritu Santo!
En los documentos de Malinas (de 1974 – Bélgica, reunión sobre la RCC a partir de la iniciativa del cardenal Leon Joseph Suenens) tienen una guía, un trayecto seguro para que no se equivoquen en el camino. El primer documento es: “Orientación teológica y pastoral. El segundo es: “Renovación Carismática y Ecumenismo” escrito por el Cardenal Suenens, gran protagonista del Concilio Vaticano II. El tercero es : Renovación Carismática y servicio al hombre, escrito por el Cardenal Suenens y por Monseñor Helder Cámara.
Este es el trayecto para ustedes: evangelización, ecumenismo espiritual, cuidado con los pobres y necesitados y acogida a los marginalizados. Y todo eso teniendo como base la adoración. El fundamento de la Renovación es ADORAR a Dios.
Me pidieron hablar sobre qué es lo que el Papa espera de la Renovación.
La primera cosa es la conversión al amor de Jesús que cambia la vida y hace del cristiano un testimonio del Amor de Dios. La Iglesia espera ese testimonio de vida cristiana y el Espíritu nos ayuda a vivir la coherencia del Evangelio para nuestra santidad.
Espero que ustedes compartan con todos, en la Iglesia, la gracia del Bautismo en el Espíritu Santo (expresión que se lee en los Hechos de los Apóstoles).
Espero de ustedes una evangelización con la Palabra de Dios que anuncia que Jesús está vivo y ama a todos los hombres.
Que ustedes den testimonio de ecumenismo espiritual con todos los hermanos y hermanas de otras Iglesias y comunidades cristianas que creen en Jesús como Señor y Salvador.
Que ustedes permanezcan unidos en el amor que el Señor Jesús pide a nosotros y a todos los hombres, en la oración al Espíritu Santo para llegar a esta unidad, que es necesaria para la evangelización, en nombre de Jesús.
Recuerden que la “Renovación Carismática es por su propia naturaleza ecuménica… la Renovación Católica se alegra con lo que el Espíritu Santo realiza en otras Iglesias”. (1 Malinas 5,3 ).
Acérquense a los pobres, a los necesitados, para tocar en ellos, las heridas de Jesús. ¡Acérquense por favor! Busquen la unidad en la Renovación porque la unidad viene del Espíritu Santo y nace de la unidad de la Trinidad. La división ¿de quién viene? ¡del demonio! La división viene del demonio. ¡Huyan de las luchas internas, por favor! ¡Entre ustedes no deben existir!.
Quiero agradecer al ICCRS y a la Fraternidad Católica, los dos organismos del Derecho Pontificio del Pontificio Consejo para Laicos, al servicio de la Renovación mundial, empeñados en preparar la reunión mundial de padres y obispos que se realizará en Junio del próximo año. Sé que decidieron compartir también la misma oficina y trabajar en conjunto, como señal de unidad y para gerenciar mejor sus recursos. Estoy muy satisfecho. Y quiero agradecerles también porque ya están organizando el Gran Jubileo del 2017.
Hermanos y hermanas. recuerden: Adorar a Dios, el Señor! ¡este es el fundamento! Adorar a Dios. Buscar la santidad en la vida nueva del Espíritu Santo. Sean dispensadores de la gracia de Dios. Eviten el peligro de la excesiva organización.
Salgan por las calles para evangelizar, anunciando el Evangelio. Recuerden que la Iglesia nació “en salida”, aquella mañana de Pentecostés.
Acérquense a los pobres y toquen en ellos las heridas de Jesús. Déjense guiar por el Espíritu Santo, con libertad, y por favor ¡no enjaulen al Espíritu Santo! ¡Déjenlo libre!
¡Busquen la unidad de la Renovación, unidad que viene de la Trinidad!
Y los espero a todos ustedes, carismáticos de todo el mundo, para celebrar, junto con el Papa, vuestro gran jubileo, en Pentecostés del 2017, en la Plaza de San Pedro! ¡gracias!