Del 27 al 29 de diciembre tiene lugar en Madrid la séptima Fiesta de las Familias, que se clausurará el domingo con una misa en la plaza de Colón a las 12.00 horas. Con ese motivo 13tv preparó este viernes un programa especial con una entrevista a uno de los grandes animadores de dicha jornada, Kiko Argüello, conversación que condujo Isabel Durán acompañada por Margarita García, de la revista Misión, y José Beltrán, del diario La Razón.
No se escuchó a Pablo VI en la Humanae Vitae
"En España se rompe una familia cada cuatro minutos y en Suecia el 72% de las personas viven solas", fueron algunos datos que apuntó el iniciador del Camino Neocatecumenal para transmitir la idea de que "todo lo que se haga por la familia es poco".
Incidió en el problema demográfico al que se enfrenta Occidente ("una sociedad sin hijos está abocada a la muerte") y recordó que la encíclica Humanae Vitae de Pablo VI, publicada en 1968, aunque recibió mucha oposición fue profética al afirmar que "todo acto conyugal tiene que ser abierto a la vida". Argüello fue muy expresivo al transmitir la felicidad que para los miembros del Camino Neocatecumenal supone recibir los hijos que Dios quiera enviar.
Ciento cincuenta familias en misión
Pero no se trataba sólo de defender la institución familiar, sino de entenderla como instrumento de evangelización. No en vano el 1 de febrero más de ciento cincuenta familias del Camino Neocatecumenal (a quienes bendecirá especialmente el domingo el cardenal Antonio María Rouco Varela) serán enviadas en misión para evangelizar básicamente países de Asia donde "el comunismo ha destruido la religiosidad" (China, Siberia, Laos, Vietnam, Kazajistán) y países de Europa (Holanda, Escandinavia) donde esa labor la ha hecho la secularización "y, sí, hay iglesias, pero la gente entra en ellas para hacer fotografías".
Argüello reconoció que la generosidad de las familias voluntarias para la misión le había dejado asombrado. El sistema utilizado para asignar destino fue el sorteo, con las ciudades en un bombo y los nombres de quienes las habían elegido en otro, y que aceptaban la tarea los matrimonios con sus hijos sin dudarlo.
¿Cómo es posible esta prontitud a la renuncia, así como asumir las dificultades de empezar en un país del que incluso se desconoce la lengua?, le preguntaron. Kiko Argüello explicó que "es Dios quien se encarga de abrir todas las puertas", y rescató una idea de Charles de Foucauld, de quien se reconoció discípulo: "No se puede anunciar el Evangelio como un conquistador, sino como un pobre. Y no hay mayor pobreza que desconocer la lengua".
El otro es Cristo, no el infierno
Pero está también el secreto de que las familias del Camino Neocatecumenal "no se encierran en sí mismas, sino que forman parte de una comunidad cristiana" en la que deben hacer realidad aquello que asombraba a los paganos, según cuenta el Nuevo Testamento: "Mirad cómo se aman". Y opuso el célebre "el otro es el infierno" que decía el ateo Jean-Paul Sartre al "el otro es Cristo" que dice la Iglesia.
Con todo, el "Amaos los unos a los otros", subrayó, no está al alcance del hombre, porque el hombre está "debilitado por el pecado", por eso "son necesarios el bautismo y la iniciación cristiana para debilitar el pecado que hay en la carne y preparar al individuo y a la familia para ofrecerse a Jesucristo y a la Iglesia".
Argüello, besando en un crucifijo la reliquia de la sangre de Juan Pablo II, explicó así el significado del sacrificio redentor de la Cruz. Y en cuanto a la iniciación cristiana, defendió que debe hacerse en las parroquias para revitalizarlas, pues sólo asiste a misa el 5 ó 10% de las personas que la componen: "Hay que pasar de una pastoral sacramental a una pastoral de evangelización. Hay que llevar la iniciación cristiana a todas las parroquias. Lo que se hace dentro de la parroquia, alimentar la fe con los sacramentos, llega a ese 10%, pero el 90% restante ya no tiene fe, y tenemos el deber de anunciarles el Evangelio, pero para eso hace falta la iniciación cristiana, antes o después del bautismo".
Vivir el amor en la verdad
"El hombre no puede amar así, si no vive en la verdad, y Cristo es la verdad. Sólo llevándoles el Evangelio las familias pueden vencer el egoísmo, el orgullo, la soberbia", que son las que acaban por romperlas. Es así como la gente "acaba sola", pero "Dios es amor, y Él mismo es una comunidad de personas. Mucha gente quisiera ser menos egoísta, pero no sabe cómo hacerlo". Para eso hay que llevarles el cristianismo, que, "antes que una moral o una religión, es una noticia, un anuncio, una buena nueva que nos dice: conviértete hoy".
Esa conversión, añadió Kiko Argüello, consiste en "aceptar que tu vida está unida a Jesucristo, que con Él, Dios está dentro de ti". Y "hay que dar signos externos de ese amor" como signo de que "dentro llevamos la vida eterna". Teniendo eso, lo demás no importa. Ni las persecuciones: "Los primeros cristianos, cuanto más los perseguían, más famosos y más influyentes eran"; ni las privaciones: "Los cristianos nunca tendremos dónde reclinar la cabeza, no somos de este mundo".
Los cristianos "somos una nueva creación, estamos alumbrando un mundo nuevo": y "si vives la voluntad de Dios, estás salvando al mundo con Jesucristo".