Una vez más, previsiones superadas. Más de 50.000 jóvenes llegados de 70 países de los cinco continentes se dieron cita el lunes en el Centro de Congreso de Río de Janerio, en el encuentro vocacional del Camino Neocatecumenal.

Tanto es así –se esperaban 40.000 peregrinos– que se habilitaron pantallas en el exterior para la convocatoria hecha por Kiko Argüello como broche final de la Jornada Mundial de la Juventud. El iniciador de esta realidad eclesial destacó que «los jóvenes del mundo entero han hecho estos días un canto: que la Iglesia está viva, que están con Jesucristo frente a los conflictos, la crisis... Vosotros sois una palabra de esperanza verdadera».

Tras hacer un repaso por las tentaciones que impiden a las nuevas generaciones dar sentido a su existencia, explicó que «vivir para ti mismo es horrible porque no puedes darte. Los cristianos por el bautismo tenemos dentro vida eterna y podemos amar en esta dimensión».

A renglón seguido preguntó a los presentes: «¿Es ahora Cristo uno en ti? Por eso el cristiano es llamado a la conversión todos los días». Además, Argüello subrayó el papel de los laicos a partir del Vaticano II y agradeció al Papa Francisco su deseo de «volver al Concilio y confía en una nueva renovación de la Iglesia».

Cuando el iniciador del Camino Neocatecumenal invitó a aquellos que se sentían llamados a responder al Señor, se pusieron en pie unos 3.000 jóvenes dispuestos a entrar en el seminario y unas 2.500 chicas, con vocación a la vida consagrada y a la evangelización.

Una de las máximas preocupaciones de Kiko Argüello es la situación que vive el continente asiático, especialmente China, donde se precisan más de 20.000 sacerdotes para responder a las necesidades de los católicos del continente. De ahí que muchos de estos jóvenes sean destinados a esta región.

Don Orani Tempesta, arzobispo de Río, presidió el encuentro y recordó que Jesús necesita de «personas que sean testigos que donen sus vidas, que no tengan miedo de nadar contracorriente y ser revolucionarios».

Le acompañaron los cardenales Scherer, Dziwisz, Pell, O´Malley, Nycz y Schönborn. Del episcopado español tomaron parte Manuel Ureña, José Ignacio Munilla, Manuel Iceta, Juan Antonio Reig Pla y José Rico.