La crónica del fin de semana del obispo de San Sebastián en la JMJ de Río de Janeiro, bajo el título Siguiendo los pasos del Beato Anchieta (15341597), recuerda el decisivo papel de este religioso canario, de origen vasco, en la evangelización de Brasil y en la fundación de Sao Paulo. Reproducimos a continuación el texto en su integridad, escrito en primera persona por monseñor José Ignacio Munilla.
El viernes salimos del barrio en el que estamos acogidos, y fuimos en autobús de excursión al centro de Sao Paolo. Por cierto que, no había visto en mi vida una ciudad con un problema circulatorio tan importante (¡de los más de veinte millones de habitantes que tiene la gran urbe, la mitad tiene coche!). Baste decir que al regreso, tardamos en recorrer 30 kilómetros unas cuatro horas, algo más de lo que tardo yo en ir en coche de San Sebastián a Madrid. Menos mal que a la ida tuvimos suerte, porque llegamos en solo dos horas. Eso sí, en el autobús nos lo pasamos pipa. Solo os cuento que dimos luz a una nueva advocación mariana: “Santa María del atasco”…
Como podéis ver, los donostiarras nos sacamos una foto de grupo ante la estatua del Beato Anchieta (P.José Anchieta S.J.), que está en la plaza ante la catedral de Sao Paolo. Supongo que os preguntaréis que quien es este personaje de apellido vasco. Pues resulta que fue un jesuita vasco-canario, nacido en la isla de Tenerife en 1534, e hijo del Azpeitiarra Juan de Anchieta. Fue el fundador de la ciudad de São Paulo y uno de los fundadores de la ciudad de Río de Janeiro. Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en 1980, y debido a su dedicación misionera y evangélica, es considerado como el "Apóstol de Brasil", de modo que ha sido nombrado como uno de los 13 copatronos o intercesores de la JMJ de Rio de Janeiro.
Al llegar de regreso a nuestra parroquia de Santa Luzia, en el barrio periférico de la diócesis de Campo Olimpo, pudimos celebrar la eucaristía (¡¡impresionante el número de asistentes a la Misa de diario, y una buena parte de ellos son gente joven!!). Os mando una foto del momento de la consagración. Por cierto, no se me da mal la pronunciación en portugués. Es cuestión de estirar un poco el morro, y das el pego…
Por la noche tuvimos cena y fiesta en una de las casas de la parroquia, en concreto en la casa de un seminarista. (Esta parroquia en la que estamos acogidos tiene dos seminaristas). Como podéis ver por fotos y videos, la gente se lo pasó fenomenal. Una peregrinas andaluzas que han venido con nosotros han traído en la maleta sus trajes flamencos, y no veas tú la que organizaron. Queda patente la capacidad que tiene el cristianismo de generar una convivencia social en alegría y fraternidad!!!