El Santo Padre Francisco ha recibido en la mañana del jueves 13 de enero a los miembros del XIII Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, reunido estos días en Roma para ayudar al Pontífice en la elección del tema de la próxima Asamblea General Ordinaria y para ponerle al corriente sobre la elaboración y actuación del anterior sínodo, sobre el cual el Papa, en un discurso que les ha entregado, ha dicho que se trata de “un precioso servicio a la Iglesia universal”:
"Me gustaría hacer hincapié en la importancia del tema de aquella Asamblea: “La nueva evangelización para la transmisión de la fe”. Existe una estrecha relación entre estos dos elementos: transmisión de la fe cristiana y finalidad de la nueva evangelización y de toda la obra evangelizadora de la Iglesia, que existe precisamente para esto. El término "nueva evangelización", además, pone de relieve la conciencia cada vez más clara de que, incluso en los países de antigua tradición cristiana se hace necesario un renovado anuncio del Evangelio, para llevar a un encuentro con Cristo que transforme verdaderamente la vida y no sea superficial, marcado por la rutina".
Recordando al Siervo de Dio Paolo VI, el Papa Francisco ha dicho que “las condiciones de la sociedad nos obligan a revisar los métodos, y a buscar por todos los medios el modo de llevar el mensaje cristiano al hombre moderno, en el cual sólo él puede encontrar la respuesta a sus interrogantes y la fuerza para su compromiso de solidaridad humana "
"Quisiera animar a toda la comunidad eclesial a evangelizar, a no tener miedo de "salir" de sí mismos para anunciar, confiando sobre todo en la presencia misericordiosa de Dios que nos guía. Las técnicas son sin duda importantes, pero ni siquiera las más perfectas podrían reemplazar la acción discreta pero eficaz de Aquel que es el agente principal de la evangelización: el Espíritu Santo. Es necesario dejarse conducir por Él, incluso si nos lleva por nuevos caminos; es necesario dejarse transformar por Él para que nuestro anuncio se haga con la palabra siempre acompañada por la sencillez de la vida, por un espíritu de oración, de caridad hacia todos, especialmente los pequeños y los pobres, por la humildad y el desprendimiento de uno mismo, por la santidad de vida. Sólo así será verdaderamente fecundo".
El Papa ha resaltado el importante papel para la vida de la Iglesia del Sínodo de los Obispos sobre el que ha dicho que es “uno de los frutos del Concilio Vaticano II”, gracias al cual “en estos cincuenta años, se ha podido experimentar los beneficios de esta institución, que, de forma permanente, se pone al servicio de la comunión y de la misión de la Iglesia, como expresión de la colegialidad”.