«Hombre, es lo mínimo». Esa es la postura del obispo Xavier Novell: los responsables de las distintas Cáritas parroquiales de su diócesis, Solsona, han de ser católicos practicantes y estar confirmados.
Y si no lo son actualmente, no hay problema: el obispo les indicará dónde podrán hacer un curso Alpha, o un "Tornar a Creure" (Volver a creer) u otra fórmula para redescubrir la fe, llegar a encontrarse con Cristo y ser sus discípulos. Novell estará encantado de confirmar a tantas personas como haga falta, después de una buena formación.
Ya en su plan 2012-2020, con 9 puntos para renovar la evangelización en la diócesis, Novell lo decía con claridad: "Punto 9, acción caritativa: establecer un proceso de formación en clave de evangelización para todos los profesionales y colaboradores de Cáritas, como curso preparatorio para poder ser colaborador".
Se da la circunstancia de que Solsona es la diócesis de España con mayor proporción de voluntarios de Cáritas (uno cada 171 católicos, 4 veces mejor que la media española, 8 veces mejor que Barcelona). Pero la espiritualidad y experiencia de fe de estos voluntarios es ténue. Nueve de cada diez solsoneses se declara católico, pero las parroquias están casi vacías y sólo hay un seminarista.
El obispo va a cambiar todo lo que haga falta. Considera que no tiene sentido llenar huecos con gente que ni está evangelizada (todavía) ni es evangelizadora (aún), porque a medio y largo plazo eso desgasta la fe y el compromiso de los parroquianos.
"Sin ser discípulo de Jesús, sin un encuentro real con Él, el compromiso de las personas durará poco, sólo te hará un voluntariado, se quemará o caerá en un afán de protagonismo", previene el obispo.
Por eso, Novell va a cambiar los estatutos de Cáritas diocesana para excluir de la toma de decisiones a personas que no vayan a misa o que no estén confirmadas, que es una forma bastante concreta de seleccionar a los católicos maduros, comprometidos y adultos en la fe. O, al menos, a los que pueden llegar a serlo, porque todos son invitados a conocer a Jesús y seguirlo en la Iglesia.
En la mayoría de las parroquias de Solsona los principales responsables cumplirían las condiciones, aunque no algunos de los voluntarios. Se espera que sean los responsables los que animen a los voluntarios y colaboradores a conocer mejor a Jesús.
Pero Novell no se refiere sólo a Cáritas; también espera que los líderes scouts en la diócesis (pedagogía que conoce y ama, porque él mismo es scout) sean católicos "de verdad", que evangelicen y formen en la fe. Un joven líder que no va a misa los domingos y no conoce su fe, no podrá guiar a los chicos más jóvenes.
Con todo, la idea de que en Cáritas abundan los voluntarios no creyentes es un mito, o al menos es así en buena parte de España. Sólo hay un estudio que lo investigó: 500 cuestionarios que abarcaban a un 27% del voluntariado de Cáritas en Asturias, recogidos entre noviembre de 2009 y Junio de 2011. Resultado: sólo un 3,8 se declaraba "no creyente". Y es lógico: la edad media de los voluntarios en el Principado es de 60 años.
Pablo González Díaz, el delegado episcopal de Cáritas Madrid, buen conocedor de la diócesis de la capital, declaró a ReL hace unos meses que: “Eso de que muchos voluntarios de Cáritas no son gente de fe no es cierto, es un mito, quizá viene de los años 60 o 70. Diría que el 97% de nuestros 7.100 voluntarios, o incluso más, son católicos de parroquia; los voluntarios que no son practicantes son una cantidad irrelevante. En los últimos años, ya antes de la crisis, la identidad católica de nuestro voluntariado se reforzó mucho".
Pero una cosa es ser "de parroquia", y otra cosa es ser un evangelizador, y Novell no sólo quiere que en Cáritas haya fe, sino que haya "contagio" de la fe, igual que en todas las otras entidades de la diócesis, y cambiará las estrtucturas que haga falta para conseguirlo.
Es joven, tiene un equipo de colaboradores, ya ha visto frutos en sus reformas y va a seguir con ellas. En el resto de Cataluña, y en toda España, se mira con atención lo que pasa en Solsona.