Muy cerca del Vaticano, este grupo de estudiantes universitarios de todos los rincones del mundo se preparan para su próximo viaje. Pero ni su escuela es una escuela cualquiera, ni su viaje será para hacer turismo.
“Por un lado es un reto, sin duda, porque es mi ciudad natal, y sé qué gente hay allí. Pero, por otro, una de las razones por las que vine aquí es que sé que la fe no puede ser algo sólo para mí, sino que quiero compartirla”, explica Elena Bautrenaite, estudiante lituana. Elena forma parte del grupo organiador de la misión. Y también uno de los 18 estudiantes de la Escuela Misionera Emmanuel de Roma. Dentro de pocos días, el curso se desplazará hasta Lituania durante dos semanas. La primera semana la pasarán visitando las aulas de las escuelas y universidades, la segunda, en la calle, compartiendo su mensaje.
“Es un ejemplo de cómo los jóvenes católicos pueden vivir, e inspirar a otros jóvenes, especialmente a los no creyentes, para que encuentren la fe. Y a las personas que ya están en la Iglesia, a renovarse para llegar más lejos”, añade la joven. Hace seis meses, este plan habría sido mucho más difíciles para Elena sin la preparación recibida en la escuela misionera.
Este centro fue fundado hace quince años por la Comunidad del Emmanuel, un grupo católico evangelizador. Se crearon cuatro campus: Italia (Roma), Alemania, Francia y Filipinas.
Kevin Wagner, co-director de la escuela, considera que “es necesaria mucha valentia para venir aquí, porque hay que dejarlo todo durante nueve meses, diciendo a Dios: yo quiero hacer lo que Tú quieres que haga. Iré a a un lugar completamente fuera de mi zona de confort”.
Pero estar en el corazón del catolicismo le da un valor especial. Todos los estudiantes pudieron vivir en Roma la elección del Papa Francisco. Y su mensaje a los jóvenes no pasó desapercibido.
“Escuché el Domingo de Ramos su discurso sobre los jóvenes, y creo que podemos esperar un montón de cosas buenas de él, especialmente en Rio en la Jornada Mundial de la Juventud”, augura el alemán Phillip Miller. Y el polaco Nikola Dovozc añade: “Procuro leer todo lo que dice, sus discursos, sus homilías. Tenemos una colección especial de citas de homilías o de Twitter”.
La escuela de Roma tiene estudiantes de rincones del mundo como Malasia o Australia. Los estudiantes se alojan en la Domus Aurelia, una residencia propiedad de la Comunidad del Emmanuel. De hecho, la estancia allí permite financiar en parte la escuela. Con los beneficios se contribuye con los estudiantes que necesiten ayuda para cubrir el coste del curso, 13.000 dólares. Sin embargo, la mayoría consideran que es una magnífica inversión. “Creo que es realmente una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida”, concluye Elena.
Junto a la formación espiritual, los estudiantes reciben un certificado de la Universidad Pontificia Lateranense. Pero, sobre todo, esta experiencia les da las herramientas para llegar a los demás y compartir su fe.