George Weigel, analista del Centro de Ética y Políticas Públicas de Washington, articulista en First Things y biógrafo super-ventas de Juan Pablo II, ha establecido algunos rasgos que hacen que este Cónclave sea muy especial y que no tenga un claro candidato en cabeza.
Ahora que un Papa puede renunciar, como ha hecho Benedicto XVI... ¿pues ser también presionando para que renuncie? ¿Cómo debe ser un Papa capaz de resistir esas presiones?
Si un Papa puede renunciar, ¿se puede elegir un Pontífice muy joven, con la idea de que "ejerza el papado 15 años y luego se retire"? Eso significaría un cambio radical en la forma de entender el Papado. Todos estos temas están sin duda circulando en las conversaciones entre cardenales.
Ya en 2005 había preocupaciones sobre la eficacia de la burocracia vaticana, pero en este Cónclave casi todos están convencidos de que la Curia está siendo un problema, y no una ayuda, para la Nueva Evangelización que necesita el mundo. Los curiales o ex-curiales son un 20% de los cardenales electores y quizá no lo vean así, pero el resto del Colegio cardenalicio está convencido y quiere alguien que dome y transforme estas estructuras.
"Nuestra cultura [italiana] se ha corrompido", reconoce y lamenta un amigo italiano de Weigel, laico católico activo y académico. Y esa cultura de corrupción de ciertos estamentos sociales del país ha salpicado al Vaticano y sus responsables a medida que la Curia se re-italianizaba. Eso no era así -no con tanta intensidad-en el Cónclave de 2005.
Weigel detalla que un 20% de los cardenales electores, de hecho, ya estaban retirados. Por el contrario, sólo un 8% son menores de 65 años. "Unos hombres que han estado toda su vida eclesiástica en los años finales de un catolicismo de la Contrarreforma empiezan a ser reemplazados lentamente por hombres que han llegado a su madurez eclesial en las primeras fases de un catolicismo evangelizador, el catolicismo de la Nueva Evangelización. éstos son el futuro, pero su peso relativo en el Cónclave es escaso, y se notará esa tensión".
En su último libro, Evangelical Catholicism, Weigel reflexiona sobre las reformas que la Iglesia necesita para aplicar la Nueva Evangelización en el siglo XXI y propone un encuentro del colegio de cardenales cada dos o tres años para que se conozcan personalmente. Lo cierto es que "muchos cardenales admiten que no conocen a sus hermanos cardenales muy bien". Tener informes y leer algunos textos necesita complementarse con un conocimiento personal.