Al cumplir un año de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, que tuvo lugar entre el 16 y el 21 de agosto de 2011 con la presencia de Benedicto XVI, el fundador del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello, ha escrito un artículo en La Razón para evocar el acontecimiento y señalar estas iniciativas como un hito de la Nueva Evangelización.

"¡Cómo no alegrarnos al pensar que el Camino Neocatecumenal contribuyó junto a monseñor Cordes al nacimiento de estas Jornadas Mundiales!", recuerda, evocando en particular la de 1989 en Santiago de Compostela: "Era algo novedoso ver a tantos jóvenes. Después, en la Plaza del Pilar de Zaragoza hicimos el encuentro vocacional, donde muchísimos jóvenes se levantaron para ir al seminario". Porque, como en la cristianización de España por los siete varones apostólicos, "la Virgen María siempre sostiene la evangelización".

Comentando la "cantidad de jóvenes" que asistieron a la JMJ de Madrid ("el Camino llevó cerca de 300.000, pero hubo más de un millón"), Argüello afirma que "esto nos lleva a hacer una reflexión: los jóvenes no están fuera de la Iglesia, aunque al ir a las parroquias no se los vea. No es cierto. Ha sido un gran signo de esperanza, de que no todo está perdido en Europa".
 
"Es verdad que el demonio está intentando destruir la familia cristiana, que está abierta a la vida y confía en el amor de Dios", dice, pero "se ve la esperanza grande que tiene la Iglesia en la familia. Estos jóvenes que hemos visto en la JMJ de Madrid son sin duda el fruto de tantas familias cristianas".

El iniciador del Camino destaca también su sintonía con Benedicto XVI: "A los jóvenes que están en el Camino les llega muchísimo el Papa. Muchos jóvenes que se han levantado y que están hoy en los seminarios, cuando les hemos preguntado qué les ha movido a responder al Señor, contestan que ha sido la palabra del Santo Padre".
 
Sobre el modelo de la Nueva Evangelización, a la que está llamada esta "nueva juventud", Kiko Argüello citó a Juan Pablo II en la idea de que "es necesario retornar con fuerza y con ánimo al primerísimo modelo apostólico, sin desfallecer en llevar la maravilla del Evangelio a todos. Porque Cristo ha dado su vida para que todos los hombres tengan dentro una vida inmortal, vida eterna, y puedan amar en una nueva dimensión y no se angustien".
 
"Es maravilloso poder vivir con el Espíritu Santo dentro, con el Espíritu del Señor en nuestro corazón, y tener esperanza sabiendo que la muerte no es el final de nuestra vida. Es maravilloso ser cristiano", concluye Kiko: "Por eso no podemos quedarnos callados; tenemos que salir a los caminos, tenemos que ir a las ciudades y decir a los hombres que hay una Buena Noticia para ellos y darles ánimo. Quien no quiera recibir este Espíritu, que Cristo le da gratis, continuará teniendo dentro miedo a la muerte y miedo al sufrimiento, pensando siempre en el dinero y teniendo dentro amargura".