En España hay en este momento más de 17.000 sacerdotes que, al igual que el resto de españoles, han experimentado el confinamiento provocado por la pandemia de coronavirus. En un sondeo de la Comunidad Bernabé, 170 de ellos han hablado de su experiencia. En él se muestra cómo han vivido los sacerdotes este tiempo, tanto desde un punto de vista personal como pastoral. Y sus conclusiones resultan muy interesantes para conocer la realidad de un colectivo que ha estado en primera línea en estos meses.
El estudio Iglesia en tiempo de coronavirus recoge las opiniones y vivencias de decenas de sacerdotes tanto de parroquias de zonas urbanas, como de pueblos grandes y hasta dispersas zonas rurales, lo que ofrece una visión global.
La realidad es que el coronavirus ha tenido un enorme impacto en los sacerdotes. Su vida pastoral no sólo ha cambiado radicalmente sino que se han enfrentado a situaciones extremadamente duras, con feligreses enfermos o muriéndose sin la atención espiritual necesaria. Entre los 170 sacerdotes del sondeo hay párrocos, vicarios parroquiales pero también asistentes de movimientos o capellanes de tanatorios, hospitales y residencias que han visto la tragedia de tú a tú en este tiempo.
El sacerdote como persona que vive esta situación pandémica
Una de las conclusiones del estudio a raíz de las respuestas de los sacerdotes es que el 70% de ellos ha afrontado esta experiencia con un espíritu fuerte destacando haber tenido una fuerte experiencia de Dios, de amor… Un 13% ha tenido sentimientos positivos y negativos, y una pequeña parte confiesa haber vivido este tiempo con tristeza, miedo o enfado.
Para la mayoría de los sacerdotes lo más esperanzador de todo este tiempo ha sido sin duda alguna el “sentir el poder de la oración”. Ya a más distancia aparece el haber sentido la cercanía de personas concretas.
En el lado opuesto, lo más difícil de este proceso de confinamiento ha sido para la mayoría el “no poder estar cerca de la gente”. A continuación, las respuestas más mayoritarias han sido el no poder visitar a los enfermos, ver el templo vacío, celebrar los responsos por las víctimas del virus o la muerte de amigos o familiares.
Una “sobrecarga” pastoral
El estudio en el que han participado estos sacerdotes muestra la “sobrecarga pastoral”, pues los sacerdotes no se han quedado con los brazos cruzados este tiempo. Además de que muchos han tenido que crear una parroquia virtual de un día para otro, ha sido también un tiempo en el que los religiosos aseguran que han rezado más. Muchos además han dedicado muchas horas en llamadas y atención telefónica u online con sus feligreses.
El confinamiento ha cambiado completamente la labor pastoral y la forma de relacionarse entre sacerdote y feligrés. Además, ha sido un reto adaptar las celebraciones litúrgicas y el resto de actividades para que pudieran seguirse desde casa.
La ayuda de los laicos
En general, ha existido una buena acogida de las medidas pastorales de orden virtual o telemático que los sacerdotes han tomado para seguir con su labor. De hecho, el 93% afirman que sus feligreses las han acogido muy bien. Tan sólo seis confiesan rotundamente que en sus parroquias estas iniciativas no han sido bien acogidas.
El 71% de los que respondió a este apartado reconoce que se han dejado ayudar por sus fieles para poder implantar medios digitales o mejorar la calidad de los que ya tenían. Esto muestra una vez más el beneficio que existe en la colaboración entre sacerdotes y laicos.
Por otro lado, el estudio destaca el dato positivo de que un 30% de los sacerdotes encuestados tuvieran los conocimientos en medios digitales suficientes para no necesitar la ayuda de sus fieles.
El entorno digital es un medio cada vez más adecuado y necesario para hacer extensible el anuncio del Evangelio. Y los sacerdotes, y toda la Iglesia en general, deben estar presentes, y hacerse aún más visibles en este “nuevo mundo” ya descubierto, pero todavía por explotar.
Por otro lado, la cuarentena ha modificado los hábitos de uso de internet a nivel global y ha multiplicado la actividad digital incluso entre grupos de personas menos habituados al entorno de internet. Sin embargo, la respuesta de la Iglesia ha sido rápida y efectiva en esta crisis.
Una reorientación online del culto
De hecho, un 77% de los sacerdotes de este estudio afirma haber transmitido contenido pastoral y sacramental por streaming. Una de las conclusiones de los autores es que los sacerdotes han descubierto que sus fieles necesitan de su pastor y deben seguir activos a pesar del confinamiento. Y al implantar estos servicios pastorales vía internet “empatizan” con la realidad de sus fieles y se realiza una acogida “virtual” que de alguna manera genera una “Iglesia misionera”, ir allí donde nadie más va, llegar donde otros no llegan.
En este caso, existe una diferencia entre parroquias urbanas y rurales, pues en estas primeras se han realizado más retransmisiones por streaming.
La mayoría de los sacerdotes han usado Facebook para transmitir contenido en streaming, seguido de Youtube. Además, un 66% de ellos ya usaban alguna red social antes del confinamiento. Por su parte, Zoom arrasa para otro tipo de reuniones más informales.
Pese a la carga de trabajo, una mayoría ha transmitido por algún medio digital sus celebraciones. Cobra principal relevancia la misa diaria, así como el Domingo de Ramos y el Triduo Pascual. El resto de las celebraciones, vinculadas más a devociones, han tenido una menor difusión.
Mantener el ritmo de la parroquia dentro de lo posible
Los religiosos no han dejado de lado su labor como pastores, y han querido seguir alimentado a sus parroquianos. Conviene, no obstante, destacar ese 30% de sacerdotes de media que afirma no haber retransmitido ciertas celebraciones. Pueden ser diversas las causas que han llevado a ello, siendo la más común el exceso de oferta que nos hemos encontrado en las redes sociales y medios digitales.
En este estudio se muestra igualmente que los sacerdotes han querido mantener el funcionamiento natural de las parroquias. Así, un 62% han intentado seguir realizando las reuniones, en este caso online, ya sea con los grupos de la parroquia, el consejo pastoral… Es decir, no se han limitado a las actividades de culto sino que han intentado mantener la estructura orgánica de la parroquia.
Sacerdotes en primera línea
Aunque todos los sacerdotes han dado un paso al frente en este tiempo, un 9% de los que han participado en este sondeo han estado en primera línea ya sea como capellanes de hospital, tanatorio, residencia o cementerio. Incluso alguno ha caído enfermo por el coronavirus.
La pandemia ha sacado a relucir en muchos casos el trabajo oscuro, y muchas veces, no reconocido de muchos sacerdotes. Pero también el papel protagonista de los laicos como colaboradores indispensables para el buen funcionamiento de estas estructuras.
En muchos casos ha quedado en evidencia el celo apostólico y la creatividad, pero siempre ha ido en consonancia con un mayor tiempo dedicado a la oración. La atención presencial ha dejado paso a un mayor acompañamiento telefónico y virtual.
La vuelta a la normalidad
Uno de los elementos centrales para los autores de este informe era conocer la visión que tienen los sacerdotes sobre la vuelta a la normalidad una vez que acabe completamente el confinamiento y la desescalada.
De todos los aspectos propuestos el que, sin duda, creen que será más difícil será el de que las personas mayores vuelvan a hacer la vida parroquial a la que estaban acostumbrados. Le sigue en esta clasificación el que haya católicos que dejen de ir a la iglesia por miedo a contagiarse. Otro punto que preocupa a los sacerdotes es cómo administrar los sacramentos con las nuevas medidas de higiene y distancia social, y si estas se mantendrán en el futuro.
¿Un nuevo modelo pastoral?
Una pregunta que muchos se hacen es si la pastoral cambiará o se mantendrá igual una vez que pase el coronavirus. Un 74% de sacerdotes cree que hace falta un nuevo modelo pastoral adaptado, frente a un 22% de sacerdotes que piensa que todo volverá a la normalidad tras la pandemia.
Aquí se abre la incógnita sobre qué entienden los sacerdotes por un nuevo modelo pastoral. ¿Adaptar horarios? ¿Adaptar espacios? ¿Adaptar métodos?… o quizás algunos estén pensando en ir más allá, y apostar por cambios más estructurales que se adapten al nuevo paradigma en el que nos encontramos.
Desde la Comunidad Bernabé, autores del estudio, creen que “este tiempo de parón pastoral puede haber servido para que se reflexione sobre cómo se quiere afrontar la pastoral de las parroquias, de ahí que una gran mayoría de sacerdotes tengan la visión de que hay que hacer algo nuevo, de que haya que apostar por un nuevo modelo pastoral, y quizás se haga más latente la necesidad de una Nueva Evangelización”.
Puede leer aquí el estudio íntegro "Iglesia en tiempo de coronavirus"