El arzobispo de Río de Janeiro, Orani Joao Tempesta, recibió a los periodistas el pasado viernes para una rueda de prensa sobre la elección de los lugares donde el Papa Benedicto XVI se encontrará con los jóvenes de todo el mundo, durante la Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar en esta ciudad entre el 23 y el 28 de julio de 2013.

“Hemos consultado a grupos y empresas especializados para saber exactamente los mejores lugares para poder acoger bien los actos centrales de la Jornada. Recibimos también la autorización, tanto de la prefectura municipal como del gobierno federal”, afirmó el arzobispo.

Monseñor Tempesta, acompañado de los vicepresidentes y obispos auxiliares de Río, Antonio Augusto Dias Duarte y Paulo Cezar Costa, estuvo en Roma a finales de mayo para reunirse con el Comité Organizador Central, el Consejo Pontificio para los Laicos, para tratar de esta cuestión.

“Iniciaremos los actos centrales bajo la protección de María en la playa de Copacabana, que se llama así por Nuestra Señora de Copacabana, un lugar que tiene tradición de grandes eventos en Río de Janeiro, que tendrá el privilegio de albergar esos momentos y acoger a jóvenes del mundo entero”, subrayó monseñor Orani.

En el mismo lugar se hará la ceremonia de acogida a Benedicto XVI, prevista para el jueves, y el Via Crucis del viernes. Para la vigilia y la misa de envío con el Papa, los jóvenes se reunirán desde la tarde del sábado hasta la mañana del domingo, cuando se cerrará la jornada (28 de julio de 2013), en la Base Aérea de Santa Cruz.

La archidiócesis de Río de Janeiro cuenta con la asesoría de Dream Factory, empresa especializada en la producción de grandes eventos como Rock in Rio.

Duda Magalhães, director general de Dream Factory, que acompañó al Comité Organizador Local de la JMJ de Río 2013 durante la Conferencia Internacional de los delegados de la JMJ, en Rocca di Papa, organizado por el Consejo Pontificio para los Laicos, explicó a Zenit esta organización.

La gente hace eventos deportivos donde el protagonista es el atleta; hacemos eventos de entretenimiento donde el protagonista es el artista. Hay que tratar con estas personas. El evento religioso tiene un lenguaje propio, su modo de pensar. Nos corresponde a nosotros adaptarnos. Si se consigue preservar este modo de pensar en el equipo, en la forma de llevarlo a cabo, no hay diferencia.

Los contactos directos que tenemos son personas, religiosos y religiosas, sacerdotes, muy abiertos y dispuestos a oír, a intercambiar, a aprender con nuestra experiencia. Tendremos los problemas normales como en cualquier otro evento. Los problemas que puedan surgir no serán atribuibles al diálogo de lo laico con lo religioso.

Sin duda. Obviamente, respetando las debidas particularidades, pero yo diría que no es sólo grande sino que es mucho mayor de cualquier otro evento producido hasta hoy.

Hemos aprendido que el público va llegando, comienza el martes con un público menor y va aumentando con el máximo en la Misa de Envío. La Jornada no tiene límites de volumen ni de tiempo, por lo que establecemos un previsión de 2,5 millones.

[María Emilia Marega - Zenit]