Este domingo 15 de enero se celebra la Infancia Misionera, la jornada con la que los niños del mundo ayudan a evangelizar en misiones. En muchos grupos de catequesis y parroquiales, los niños montan y pintan (y rellenan) su “hucha del compartir” con donativos. Un concurso de dibujo (abierto hasta el lunes 16 de enero) recoge en Obras Misionales Pontificas de España dibujos con el lema “Uno para todos y todos para Él” (se sortean una tablet y altavoces bluetooth).
[Imprime aquí tu hucha para colorear]
Infancia Misionera se celebra en muchos países, pero el que más recauda es España, que aporta un sexto del total recaudado.
Así, si el último ejercicio Infancia Misionera reunió un fondo internacional de 12 millones de euros para repartir por los territorios de misión, de España llegaron casi 2,2 millones. El dinero de los niños españoles (y de sus familias, que obviamente se suman) financió 335 proyectos en 35 países. Y no fue un año muy bueno: en 2018 recaudaron casi 4 millones (era antes de la pandemia).
Y el de todos los niños del mundo implicados apoyó en total 2.500 proyectos, siempre orientados a niños:
- un 44% de educación infantil;
- un 23% de salud y defensa de la vida;
- un 33% de evangelización directa.
Niños de la parroquia Virgen de los Dolores de Yurimaguas, que también celebran la Infancia Misionera (foto de 2019, antes de la pandemia).
El padre José María Calderón, director nacional de Obras Misionales Pontificias en España, valoró que Infancia Misionera enseña a los niños de todo el mundo que “la Iglesia no es solo su barrio o su parroquia”, sino que es el mundo entero “y que hay muchos niños que no conocen a Jesús o viven en condiciones muy difíciles”.
Un ejemplo: comedor en la selva amazónica
Un ejemplo de estas obras lo ha explicado Jaime Palacios, misionero en la selva amazónica de Perú desde hace 12 años... con su mujer y sus cinco hijos, porque se trata de una familia misionera de tradición corazonista.
Ellos viven en la Amazonía peruana, en el vicariato de Yurimaguas, zona pobre y remota, con una extensión que dobla a Cataluña. La Iglesia llegó allí primero ofreciendo educación, sanidad y comunidades, viajando por río o avioneta, en zonas sin carretera. El Estado llegó mucho más tarde, y con muchas carencias.
A los niños de Yurimaguas, Infancia Misionera les ayuda con la comida de los comedores escolares. También con los costosos traslados a Lima, la capital, cuando es necesario por razones de salud. Infancia Misionera apoya también un hogar para discapacitados y sus familias.
El obispo de Yurimaguas es un misionero pasionista español, Jesús María Aristín. Ha grabado un mensaje en vídeo: “Gracias a Infancia Misionera nos llegan muchas ayudas. Os lo agradezco y os animo a seguir colaborando para que la Iglesia misionera pueda seguir atendiendo a miles y miles de niños en Yurimaguas”.
Colabora con donativos y difundiendo desde la web de Infancia Misionera.
Jaime Palacio y su familia llevan 12 años de misioneros en Yurimaguas; en este vídeo explica como llegan las ayudas de Infancia Misionera.