Este 28 de mayo, el Dicasterio para la Comunicación ha publicado un documento firmado por su prefecto Paolo Ruffini con algunas orientaciones en torno a la presencia evangelizadora de los cristianos en el "mundo digital", especialmente en las redes sociales.
A lo largo de más de 80 puntos, el Dicasterio para la Comunicación aborda aspectos de tanta actualidad como el papel de los influencers en la publicación de contenidos, lo beneficioso o perjudicial de las redes en la familia y su uso como una plataforma evangelizadora, la importancia de la presencialidad en la misa o cómo impedir las distracciones de la vida de oración.
Destacamos algunos de ellos:
1º Influencers: a más seguidores, más responsabilidad
A la hora de hablar de los influencers o usuarios con una gran cantidad de seguidores, el documento comienza recordando que "cualquier medida humana del éxito queda relativizada por la lógica del Evangelio". En este sentido, recuerda que "no hubo ningún `me gusta´ y casi ningún `seguidor´ en el momento de la mayor manifestación de la gloria de Dios" y por eso llama a primar el deber de cada cristiano sobre el número de seguidores.
Cada cristiano "es un microinfluente y todo cristiano debería ser consciente de su influencia potencial, independientemente del número de seguidores que tenga… Cuanto mayor sea el número de seguidores, mayor debe ser nuestra conciencia de que no estamos actuando en nuestro propio nombre".
2º A los haters: "Convertir en lugar de dividir"
Aún sin mencionarlos con este nombre, el documento se dirige en varias ocasiones a los usuarios que pueden "causar malentendidos, exacerbar la división, incitar al conflicto y ahondar los prejuicios". Por desgracia, se lee, "la tendencia a dejarse llevar en las discusiones acaloradas y a veces irrespetuosas es común en las interacciones, lanzando acusaciones públicas o fomentando divisiones en la comunidad eclesial".
Un problema "especialmente preocupante" cuando procede "de los líderes de la Iglesia" como obispos, pastores o destacados laicos, que no solo "causan división, sino que también autorizan y legitiman a otros a promover un tipo de comunicación similar".
También se dirige a los católicos que usan su presencia en las redes y que "no se están comportando como debería hacerlo una comunidad cristiana". En lugar de ello, se debe buscar "convertir las actitudes hostiles en oportunidades de conversión" para evangelizar.
Ante los llamados "haters" de internet, el Vaticano llama a transformar las situaciones hostiles en oprotunidades de evangelización.
3º El buen evangelizador no cambia la oración por "likes"
Uno de los puntos que más atención dedica el texto es a la atención, mencionada en 22 ocasiones solo de forma directa. Según el documento, esta se "dispersa" a la hora de navegar por cantidades ingentes de información e interacciones, corriendo el riesgo de una "pérdida de la capacidad de pensar de modo profundo y centrado".
Una amenaza de la que previene el texto ante las perjudiciales consecuencias que puede tener en torno a la vida de fe y oración cristianas, pues "sin silencio ni espacio para pensar despacio, en profundidad y con un propósito, corremos el riesgo de perder el espesor de nuestras interacciones con Dios".
4º "Desintoxicación digital" de familias y comunidades
La llamada de atención del documento en torno al uso excesivo de lo digital y las redes sociales en detrimento de "los demás" se refiere también a sus implicaciones en la familia. En este sentido, se destaca "la necesidad de buscar el silencio en la cultura digital", de modo que "en comunidades y familias se hace cada vez más necesario" separarse de los dispositivos digitales. En este caso, expone, "el `silencio´ puede compararse con una desintoxicación digital, que no es simplemente una abstinencia, sino una forma de interactuar a un nivel más profundo con Dios y con los demás".
Entre otros aspectos, el documento vaticano incide en que nuevas tecnologías y redes sociales deben contribuir a crear comunidades cristianas, ya sea generando "relaciones humanas" o bien creando comunidades asistenciales o de apoyo a través de la oración.
5º Las redes, complemento y no sustituto de la Misa "en persona"
Si bien durante el tiempo de confinamiento las celebraciones litúrgicas retransmitidas por redes sociales ofrecieron "consuelo a quienes no podían participar en persona" y "la Iglesia ha entrado en los hogares de las personas", el documento considera que es necesario recuperar la presencialidad de los sacramentos "con toda nuestra persona", pues "intervienen el espíritu, la mente y el cuerpo". En la liturgia, "entramos en el misterio eucarístico a través de las puertas de los sentidos", pero "no es algo que podemos simplemente `mirar´; es algo que nos nutre verdaderamente".
Por ello, reitera, "la web social complementa -pero no sustituye- el encuentro en persona, que cobra vida a través del cuerpo, el corazón, los ojos, la mirada y la respiración del otro".
6º Imitar el "estilo de Cristo": comunicar Verdad, Bondad y Belleza
En varias ocasiones, el documento llama a los comunicadores católicos a seguir el "estilo de Cristo" a la hora de comunicar.
Este debe en primer lugar guiarse por la verdad. Para ello, llama a los usuarios a cerciorarse de que transmiten "información veraz" tanto al crear contenidos como al compartirlos. Para "comunicar bondad", el Dicasterio para la Comunicación llama a idear un "contenido de calidad" y un mensaje "orientado a ayudar, no a perjudicar, a promover acciones positivas, no a perder el tiempo en discusiones inútiles". Para comunicar belleza incide en la importancia de que el mensaje se transmita "en su totalidad, para lo cual se necesita el arte de la contemplación, que permite ver una realidad en relación con muchas otras".
7º Sanar, apoyar y relacionarse en lugar de aislarse
A lo largo de todo el documento se llama a que, en un contexto de atomización e individualismo, las redes sociales sean elementos que promuevan la construcción de la comunidad. De este modo, "pueden ser una vía para interactuar sinceramente con los demás, para aliviar el aislamiento y el dolor", para formar "relaciones verdaderas" y testimoniar una comunicación "que no se basa únicamente en el individuo, sino en una forma de construir comunidad y pertenencia".
En este sentido, se urge a que "actuemos no solo como individuos sino como comunidades" también en lo tocante a la ayuda y actuación conjunta, como se ha mostrado en algunas que se reúnen "para sostener a quienes están pasando por un periodo de enfermedad, luto o tristeza", en las que realizan colectas para los que se encuentran en dificultad o las que proporcionan apoyo mutuo entre sus miembros".
8º El examen de conciencia de las redes sociales
Entre otros consejos, el documento llama a realizar un "examen de conciencia" sobre la presencia en las redes sociales, que debe constar de las "tres relaciones vitales": "Con Dios, con el prójimo y con el ambiente que nos rodea. Nuestras relaciones con los demás y con el ambiente deberían nutrir nuestra relación con Dios; y la relación con Dios, que es la más importante, debe ser visible en nuestra relación con los otros y con el ambiente".