El cierre de la hostelería decretado en la Comunidad Valenciana debido a la pandemia está teniendo una inesperada consecuencia. La comunidad católica china dispone ahora de un tiempo libre que nunca ha acostumbrado a tener y se ha lanzado a la evangelización de sus compatriotas no católicos.
El sacerdote chino Esteban Liu, párroco de Nuestra Señora de Shesan, “parroquia personal” para los católicos chinos de Valencia asegura a El Periodic que “con el cierre de la hostelería muchos de nuestros feligreses disponen de más tiempo libre para seguir evangelizando a sus conocidos o a amigos chinos no católicos y a personas no creyentes o alejadas de la Iglesia”.
Y los frutos van llegando gracias al celo de esta comunidad. Este sacerdote cuenta que “recientemente, por ejemplo, tuvimos un primer encuentro en el que vinieron doce nuevas personas con inquietud para conocer a Jesucristo”.
De este modo, en el primer encuentro se explica a estas personas la figura de Jesucristo y si muestran interés en seguir con la formación –afirma el cura- “se pueden integrar en nuestros grupos de acompañamiento y oración, primeramente acompañados de las personas que les dieron a conocer la parroquia”.
La comunidad católica china de Valencia insiste, en boca del padre Liu, en querer “hacer algo bueno por la Iglesia, por los demás y mejorar su espiritualidad con motivo de la crisis por la pandemia que también ha hecho que la gente esté más dispuesta a escuchar y tiene más inquietud religiosa”.
Pero además los feligreses chinos que se dedican a esta tarea de evangelización a sus conocidos solicitaron al párroco recibir previamente más formación cristiana, “conscientes de la importancia de evangelizar de puertas hacia afuera a los que no conocen el Evangelio y saber transmitir su fe”.
Así, a día de hoy se reúnen cada semana en el templo guardando las medidas de seguridad anticovid, para orar, leer la Biblia y recibir pautas sobre cómo evangelizar, y “cómo explicar a los demás las ventajas que tiene estar al lado de Jesús”.
La crisis sanitaria “ha despertado nuevas inquietudes en muchos feligreses, preocupación por ayudar a los demás, y la necesidad de profundizar en aquello que da sentido a nuestras vidas”, según Esteban Liu que ha asegurado que “la Palabra de Dios puede orientar sus vidas, abriendo nuevos horizontes”.
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