¿Es mejor vivir la fe católica en la parroquia o en un movimiento? Esta polémica centra el nuevo episodio de ‘Red de Redes’, el programa de humor y formación de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), conducido por los sacerdotes Patxi Bronchalo, Jesús Silva y Antonio María Doménech.
Doménech empieza señalando un extintor, “porque este es un tema candente”, ironiza.
En este cuarto episodio -titulado «Movimientos en la Iglesia»-, los tres clérigos tiran de experiencia propia para abordar la relación entre la vida parroquial y realidades como el Opus Dei, el Camino Neocatecumenal o los retiros de Effetá.
Con desparpajo y claridad, Bronchalo, Silva y Domenech proponen 4 reflexiones para aclarar la polémica:
1) Nadie es mejor que nadie
“Voy a entrar en harina”, advierte Jesús Silva, y continúa: “Hay personas que pertenecen a movimientos y piensan de modo elitista”. El sacerdote recuerda indignado un momento en que un sacerdote ligado a un movimiento de laicos le dijo que los fieles de las parroquias son “corredores amateur”, mientras que los suyos serían “corredores de élite”.
Los sacerdotes Bronchalo, Doménech y Silva abordan temas peliagudos sin pelos en la lengua.
Por su parte, Doménech señala el riesgo que conlleva esta actitud: “volverse sectarios”. “Los grupos que se piensan que van a salvar a la Iglesia -desarrolla- ya tienen un principio sectario, porque es la Iglesia la que nos salva a nosotros”. Bronchalo se suma a esta reflexión, e insiste en el peligro de pensar “que solo salva lo que tú haces o vives, y que eres tú quien va a salvar a los demás”, y no Dios.
2) La parroquia es de derecho divino
“La parroquia, como la diócesis, no son creaciones de los hombres: son de derecho divino”, apunta Domenech, poniendo el énfasis en la estructura básica de la Iglesia. “La división fundamental de la Iglesia es territorial: perteneces a una parroquia incluso si vives en el Polo Norte”, destaca Silva.
“Es decir -completa Bronchalo-, que una persona que pertenece a un movimiento también pertenece a una parroquia”. De esto se desprende, insiste Domenech, que aunque las actividades de un movimiento “pueden ser lo que más nos llene espiritualmente”, todos los católicos tenemos “un cometido concreto” en la parroquia más cercana a nuestra casa.
3) Autocrítica y comunión
Los tres sacerdotes también abordan con autocrítica la cuestión de por qué el Espíritu Santo parece estar suscitando tantos carismas y movimientos. “Los curas diocesanos tenemos no poca culpa de que la gente se haya ido a buscar en los movimientos una fe más pura, porque ha habido momentos en que a los párrocos se les ha ido la olla, han empezado a predicar lo que no es, o a dejar de lado la Adoración Eucarística…”, lamenta Silva.
El sacerdote, encargado de tres parroquias en Madrid, cita el magisterio de los últimos papas -de san Juan Pablo II a Francisco- y recuerda cómo estos siempre hablan de los movimientos como una bendición de Dios que debe estar en relación con las parroquias. “Tenemos que saber reconocer lo bueno y trabajar en comunión”, explica Bronchalo, y Silva asiente. “Es el momento de aunar esfuerzos”, asegura, citando la canción Forofos del grupo Hakuna.
4) La tentación de “pescar en pecera”
Una última idea lanzada en el episodio es la tentación de “pescar en pecera”, tal y como lo plantea Doménech. Para este sacerdote, es fácil tender a proponer las nuevas iniciativas de evangelización a personas que pertenecen a otros movimientos -y, por tanto, que ya conocen la fe católica- en lugar de hacer lo más complicado -y necesario-, que es lanzarse a evangelizar "fuera", llevando el Evangelio a personas que viven alejadas de Dios y sin conocer a Cristo.
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