En uno de sus posts sobre evangelización y discipulado, Marcel LeJeune, presidente de Catholic Missionary Disciples y colaborador de varias diócesis en la formación de responsables eclesiales de apostolado y misión, señala tres tácticas que nunca deberían usarse y tres que sí.
El modelo, en negativo o en positivo, es, naturalmente, Jesús.
En negativo, porque “los discípulos de Jesús no pueden actuar como los demás”. Aunque pudiesen dar resultado, tácticas como “el palo y la zanahoria, o el divide y vencerás, o el hacerse la víctima” no deben ser utilizadas por los cristianos como propias "y esperar los mismos resultados” que funcionan en el mundo.
¿Por qué? Porque, en positivo, “Jesús nos ha dado las tácticas que valen” y nuestro cometido es poner en práctica lo que él “nos enseñó”.
Marcel Lejeune, durante una de sus charlas de formación de evangelizadores.
LeJeune señala tres ejemplos de tácticas que los cristianos deben y no deben emplear en sus labores de evangelización.
Tácticas que no deben usarse
1. El palo y la zanahoria. Si alguna vez alguien te ha invitado a comer solo para “ponernos al día” y luego ha intentado venderte algo, ya sabes de qué va esta táctica, explica Marcel: “Esto también puede suceder en la evangelización. Y no podemos hacerlo. Debemos ser honestos. Mantener una conversación sobre la religión o la fe es algo natural y bueno”. Lo que hay que entender es que no podemos caer con eso por sorpresa sobre alguien “y esperar que no reaccione negativamente”.
2. Divide y vencerás. O, dicho de otra forma, “que los otros parezcan malos y nosotros parezcamos buenos”. “Nuestros adversarios no son nuestros enemigos”, dice LeJeune: “Sí lo son el demonio y sus secuaces. Así que no debemos considerar a quienes nos odian como enemigos, sino como hermanos alejados de su Padre Eterno del Cielo”. Esta perspectiva puede cambiar nuestra forma de actuar, porque “si vemos a los demás como enemigos, querremos mantenerlos separados de nosotros y ‘conquistarles’. Esta es la obra de Satanás, que es el padre de la mentira y de la división entre las personas. Dios es un Dios de unidad y comunión”.
3. Molestar y coaccionar. “Molestar o coaccionar a alguien para que piense como tú no es una forma cristiana de intentar cambiar a alguien”, y sin embargo recurren mucho a ello quienes “pretenden que todos los que están en desacuerdo con ellos parezcan fanáticos radicales”. Pero “los cristianos no podemos usar esta táctica”, explica Marcel, “porque no cambia el corazón del otro, sino que solo busca su conformidad con nosotros en el comportamiento exterior, así que termina fracasando y no tiene nada que ver con amar verdaderamente al otro”.
Tácticas que Jesús enseñó y de las que fue modelo
1. Ama y reza por los demás. “Y esto incluye a tus enemigos”, algo “difícil” pero que “convence a muchos”: “Esto no significa que para amar a alguien tengas que aprobar su comportamiento o su forma de vida. Pero no podemos pretender ganar el mundo si no estamos dispuestos a amar a quienes están alejados de Dios".
2. Concede el beneficio de la duda. Algo también “duro de vivir”, pero no se trata de convertirse en víctima de personas “con una patrón de conducta tóxico”, sino más bien de “intentar concederles el beneficio de la duda más caritativo que puedas en los motivos a los que atribuyes su comportamiento”.
3. Sé un factor de unión e iniciación en las relaciones. Lo cual es “también duro”, en particular “con personas que quieren insultarte o destruir o denigrar aquello en lo que crees”. Pero míralo de esta forma, sugiere LeJeune: “Jesús acudió a quienes estaban lejos de Dios, conversó con quienes buscaban activamente matarle. También nosotros debemos buscar oportunidades para unirnos a otros, crear relaciones, salir a encontrar a quienes están perdidos, curar a los heridos…”
Nada de esto es fácil, remata Marcel, pero… “es lo que tenemos que hacer”.
Publicado en ReL el 23 de julio de 2019.