El Papa Benedicto XVI ha recordado que el "omnipotente" Adolf Hitler era un "ídolo pagano que quería ponerse como sustituto del Dios bíblico", durante un discurso en Berlín dirigido a la comunidad judía desde el lugar donde se organizó la Shoah, la eliminación de los ciudadanos judíos en Europa.
"Durante mi visita a la Sinagoga de Colonia, hace ya seis años, el Rabino Teitelbaum habló de la memoria como una de las columnas necesarias para asentar sobre ella un futuro de paz. Y hoy me encuentro en un lugar central de la memoria, de una espantosa memoria: desde aquí se programó la Shoah", ha indicado, al tiempo que también ha recordado la noche del pogromo, del 9 al 10 de noviembre de 1938.
En este sentido, ha apuntado que "el régimen de terror del nacionalsocialismo" se fundaba sobre "un mito racista, del que formaba parte el rechazo del Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, del Dios de Jesucristo y de las personas que creen en él". Sin embargo, ha indicado que, aunque Hitler quisiera sustituir "al Padre de todos los hombres, cuando no se respeta al Dios único, se pierde también el respeto por la dignidad del hombre".
"Las horribles imágenes de los campos de concentración al final de la guerra mostraron de lo que puede ser capaz el hombre que rechaza a Dios y el rostro que puede asumir un pueblo en el no a ese Dios", ha remarcado. "Antes del terror nazi, casi medio millón de hebreos vivían en Alemania, y eran un componente estable de la sociedad alemana", ha añadido.
No obstante, ante este recuerdo, ha constatado "con gratitud" que desde hace alguna década se halla visto "un nuevo desarrollo que permite hablar incluso de un renacer de la vida judía en Alemania" ya que, a su juicio, en este tiempo, la comunidad judía "se ha destacado particularmente por la obra de integración de los emigrantes del este europeo".
Igualmente, ha aludido al diálogo de la Iglesia católica con el Hebraísmo, un diálogo en el que, según ha indicado, "se está profundizando" desde la Declaración Nostra aetate del Concilio Vaticano II, con la que se comenzó a "recorrer un camino irrevocable de diálogo, de fraternidad y de amistad". "La Iglesia se siente muy cercana al Pueblo hebreo", ha subrayado, a la vez que ha precisado que esto "vale para toda la Iglesia católica y para la Iglesia católica en Alemania, que es bien consciente de su particular responsabilidad en esta materia".
El Papa ha insistido en la importancia de darse cuenta "cada vez más" de la afinidad interior del cristianismo con el judaísmo y en que no puede haber una fractura en el evento salvífico". "La salvación viene, precisamente, de los Judíos", ha añadido.
"Cuando el conflicto de Jesús con el judaísmo de su tiempo se ve de manera superficial, como una ruptura con la Antigua Alianza, se acaba reduciéndolo a un idea de liberación que considera la Torá solamente como la observancia servil de unos ritos y prescripciones exteriores", ha destacado.
Por el contrario, ha advertido de que el Discurso de la montaña "no deroga la Ley mosaica, sino que desvela sus recónditas posibilidades y hace surgir nuevas exigencias". "Nos reenvía al fundamento más profundo del obrar humano, al corazón, donde el hombre elige entre lo puro y lo impuro, donde germina la fe, la esperanza y la caridad", ha recalcado.
En esta línea, Benedicto XVI ha explicado que, aunque el mensaje de esperanza transmitido por los libros de la Biblia hebrea y del Antiguo Testamento cristiano haya sido asimilado y desarrollado por los judíos y los cristianos "de modo distinto", la tarea ahora es que, "después de siglos de contraposición" ambas lecturas entren "en diálogo para comprender rectamente la voluntad y la Palabra de Dios".
Este diálogo, a su juicio, reforzará "en una sociedad cada vez más secularizada" la "común esperanza en Dios" sin la cual, según ha afirmado, "la sociedad pierde su humanidad".
En cualquier caso, y a pesar de que ha asegurado que el intercambio entre la Iglesia católica y el judaísmo en Alemania ha dado ya "frutos prometedores", ha animado a que crezca "todavía más" la "comunión amorosa y comprensiva entre Israel y la Iglesia, en el respeto recíproco de la identidad del otro".