El Papa Benedicto XVI pidió hoy a los cristianos que no abandonen Oriente Medio a pesar de las tensiones religiosas y étnicas que vive la zona y aseguró que el mundo «necesita» la Cruz, «el símbolo más elocuente de esperanza que el mundo haya visto jamás».
Así lo expresó el Pontífice en la misa que oresidió esta tarde en la iglesia de la Santa Cruz, de Nicosia, en la que dijo que su corazón y pensamiento estaba en Oriente Medio, donde los cristianos son minoría, sufren dificultades por tensiones religiosas y étnicas, muchas familias han decidido marcharse y muchos sacerdotes piensan hacer lo mismo.
En su homlía el Papa dijo que la Cruz «es algo mucho más grande y misterioso de lo que parece al principio. Es, ciertamente, un instrumento de tortura, sufrimiento y derrota, pero al mismo tiempo expresa la transformación completa, el revés definitivo de estos males: eso es lo que la hace el símbolo más elocuente de esperanza que el mundo jamás ha visto. Le habla a todos los que sufren – los oprimidos, los enfermos, los pobres, los marginados, las víctimas de la violencia – y les ofrece la esperanza de que Dios puede transformar su sufrimiento en alegría, su aislamiento en comunión, su muerte en vida. Ofrece esperanza ilimitada a nuestro mundo caído».
Por eso, resaltó que «el mundo necesita la Cruz» que «no es sólo un símbolo privado de devoción, no es sólo una insignia de pertenencia a un cierto grupo dentro de la sociedad, y en su significado más profundo no tiene nada que hacer con la imposición de un credo o una filosofía por la fuerza».
«Un mundo sin la Cruz sería un mundo sin esperanza, un mundo en el que la tortura y la brutalidad estarían fuera de control, los débiles serían explotados y la codicia sería la última palabra. La inhumanidad del hombre se manifestaría de modos horribles, y no habría fin al círculo vicioso de la violencia. Sólo la Cruz le pone fin a esto», agregó.
Benedicto XVI hizo referencia a las dificultades que enfrentan las comunidades católicas «como resultado de los conflictos y tensiones de la región◄5 por lo que muchas familias «están tomando la decisión de irse, y puede ser tentador también para sus pastores hacer lo propio».
«En situaciones como ésta, sin embargo, un sacerdote, una comunidad religiosa, una parroquia que permanece firme y sigue dando testimonio de Cristo es un signo extraordinario de esperanza, no sólo para los cristianos sino para todos los que viven en la región», señaló al respecto.