Otra vez de camino a la conocida plaza, Benedicto ha podido disfrutar de la compañía de los tunos. Ellos han sido los encargados de amenizar el trayecto hasta la plataforma que el arquitecto Nacho Vicens ha proyectado en Cibeles.
Banderas de todos los países han estado presente en el trayecto del Papa, que se agitaban con fuerza al pasar frente a sus posteadores en señal de bienvenida.
Una vez en la plataforma, el pontífice recibió una breves palabras de saludo por parte del cardenal arzobispo Antonio María Rouco Varela, que dió paso a cinco jóvenes que se han dirigido al pontífice. Los elegidos responden a los nombres de Asia, Álex, Jin-In, Yester y Brenda.
A continuación, el Papa hizo una invitación a su auditorio, directo y argumentado sobre el camino de felicidad que ofrece el Evangelio a todos los hombres.
Tras escuchar a un grupo de chicos de los cinco continentes, que leyeron unos discursos de bienvenida, el Papa respondió con unas palabras en las que invitaba a los jóvenes a edificar sus vidas en Cristo.
Benedicto XVI indicó que Cristo es el único que conoce la verdad de nuestra vida: "El Maestro que habla, además no enseña lo que ha aprendido de otros, sino lo que Él mismo es, el único que conoce de verdad el camino del hombre hacia Dios, porque es Él quien lo ha abierto para nosotros, lo ha creado para que podamos alcanzar la vida auténtica, la que siempre vale la pena vivir en toda circunstancia y que ni siquiera la muerte puede destruir".
"El Evangelio -señaló el Pontífice- prosigue explicando estas cosas con la sugestiva imagen de quien construye sobre roca firme, resistente a las embestidas de las adversidades, contrariamente a quien edifica sobre arena, tal vez en un paraje paradisíaco, podríamos decir hoy, pero que se desmorona con el primer azote de los vientos que se convierte en ruinas".
"El Evangelio -señaló el Pontífice- prosigue explicando estas cosas con la sugestiva imagen de quien construye sobre roca firme, resistente a las embestidas de las adversidades, contrariamente a quien edifica sobre arena, tal vez en un paraje paradisíaco, podríamos decir hoy, pero que se desmorona con el primer azote de los vientos que se convierte en ruinas".
El Papa invitó a los jóvenes a "escuchad de verdad las palabras del Señor para que sean en vosotros “espíritu y vida” (Jn 6,63), raíces que alimentan vuestro ser, pautas de conducta que nos asemejan a la persona de Cristo".
"Hacedlo cada día con frecuencia, como se hace con elúnico Amigo que no defrauda y con el que queremos compartir el camino de la vida".
"Hacedlo cada día con frecuencia, como se hace con elúnico Amigo que no defrauda y con el que queremos compartir el camino de la vida".
"Bien sabéis que, cuando no se camina al lado de Cristo, que nos guía, nos dispersamos por otras sendas, como la de nuestros propios impulsos ciegos y egoístas, la de propuestas halagadoras pero interesadas, engañadas y volubles, que dejan el vacío y la frustración tras de sí.
"Aprovechad estos días para conocer mejor a Cristo y cercioraros de que, enraizados en Él, vuestro entusiasmo y alegría, vuestros deseos de ir a más, de llegar a lo más alto, hasta Dios, tienen siempre futuro cierto, porque la vida en plenitud ya se ha aposentado en vuestro ser".
Benedicto XVI propuso también la meta de la santidad y la penitencia ante las caídas en la vida: "Hacedla creer con la gracia divina, generosamente y sin mediocridad, planteándoos seriamente la meta de la santidad. Y, ante nuestras flaquezas, que a veces nos abruman, contamos también con la misericordia del Señor, siempre dispuesto a darnos de nuevo la mano y que nos ofrece el perdón en el sacramento de la Penitencia".
Benedicto XVI propuso también la meta de la santidad y la penitencia ante las caídas en la vida: "Hacedla creer con la gracia divina, generosamente y sin mediocridad, planteándoos seriamente la meta de la santidad. Y, ante nuestras flaquezas, que a veces nos abruman, contamos también con la misericordia del Señor, siempre dispuesto a darnos de nuevo la mano y que nos ofrece el perdón en el sacramento de la Penitencia".
"Al edificar sobre la roca firme, no solamente vuestra vida será sólida y estable, sino que contribuirá a proyectar la luz de Cristo sobre vuestros coetáneos y sobre toda la humanidad, mostrando una alternativa válida a tantos como se han venido abajo en la vida, porque los fundamentos de subsistencia eran inconsistentes. A tantos que se contentan conseguir las corrientes de moda, se cobijan en el interés inmediato, olvidando la justicia verdadera, o se refugian en pareceres propios en vez de buscar la verdad sin adjetivos".
El Pontífice fue claro en señalar que hay en el mundo algunos que se creen dioses que no está sujetos a nada ni a nadie. "Hay muchos que, creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos. Desearían decidir por si solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias; dar en cada instante un paso al azar, sin rumbo fijo, dejándose llevar por el impulso de cada momento. Estas tentaciones siempre están la acecho".
"Es importante no sucumbir a ellas, porque, en realidad, conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios. Nosotros, en cambio, sabemos bien que hemos sido creados libres, a imagen de Dios, precisamente para que seamos protagonistas de la búsqueda de la verdad y del bien, responsables de nuestras acciones, y no meros ejecutores ciegos, colaboradores creativos en la tarea de cultivar y embellecer la obra de la creación".
"Dios quiere un interlocutor responsable, alguien que pueda dialogar con Él y amarle. Por Cristo lo podemos conseguir verdaderamente y, arraigados en ÉL, damos alas a nuestras libertad. ¿No es este el gran motivo de nuestra alegría? ¿no este un suelo firme para edificar la civilización del amor y de la vida, capaz de humanizar a todo hombre?".
"Es importante no sucumbir a ellas, porque, en realidad, conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios. Nosotros, en cambio, sabemos bien que hemos sido creados libres, a imagen de Dios, precisamente para que seamos protagonistas de la búsqueda de la verdad y del bien, responsables de nuestras acciones, y no meros ejecutores ciegos, colaboradores creativos en la tarea de cultivar y embellecer la obra de la creación".
"Dios quiere un interlocutor responsable, alguien que pueda dialogar con Él y amarle. Por Cristo lo podemos conseguir verdaderamente y, arraigados en ÉL, damos alas a nuestras libertad. ¿No es este el gran motivo de nuestra alegría? ¿no este un suelo firme para edificar la civilización del amor y de la vida, capaz de humanizar a todo hombre?".
Por último, el Papa dió un nuevo mensaje a los jóvenes reunidos en Cibeles: "Sed prudentes y sabios, edificad vuestras vidas sobre el cimiento firme que es Cristo. Esta sabiduría y prudencia guiará vuestros pasos, nada os hará temblar y en vuestro corazón reinará la paz. Entonces seréis bienaventurados, dichosos, y vuestra alegría contagiará a los demás. Se preguntarán por el secreto de vuestra vida y descubrirán que la roca que sostiene todo el edificio y sobre la que se asienta toda vuestra existencia es la persona misma de Cristo, vuestro amigo, hermano y Señor, el Hijo de Dios hecho hombre, que da consistencia a todo el universo".
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