«Inoportuna», «fuente de conflictos» y «ofensiva». El militante socialista Francisco Vázquez, embajador en la Santa Sede durante cinco años, no ahorra expresiones para subrayar el «error» que comete el Gobierno al autorizar la marcha «antiPapa» un día antes de la llegada de Benedicto XVI a la Jornada Mundial de la Juventud.
«Es un contrasentido que se celebre una marcha contra el Papa, la Iglesia y los católicos para intentar perturbar una reunión de alcance mundial». Vázquez recuerda que Madrid se convertirá durante la visita de Benedicto XVI en el centro de todas las miradas. «La Jornada Mundial de la Juventud es el mayor evento jamás organizado en España. Ninguna causa ha originado un encuentro de esta magnitud en cuanto a número de peregrinos y procedencia de numerosos países. Confío en que el Gobierno tenga el sentido común necesario para prohibirla», dijo a ABC.
En su opinión, la marcha podría producirse los días previos o tras la visita del Papa, y en cualquier caso alejada de los lugares donde se celebren los oficios y las ceremonias, como ocurrió en Londres durante la última visita de Benedicto XVI al Reino Unido.
Francisco Vázquez ofrece otro argumento más al Gobierno para cambiar de idea y prohibir la marcha: «La manifestación es una distorsión, incomoda a los católicos y puede originar conflictos». De momento, el ambiente que se está generando no es el más propicio, dice. Recuerda que algunos de los lemas y actividades e las organizaciones convocantes «son muy ofensivos e insultantes para la fe católica».
Al ex embajador en el Vaticano tampoco le han gustado las últimas declaraciones del Gobierno sobre la visita del Santo Padre. En una reciente entrevista, el ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, declaró que no consideraba «aconsejable, ni oportuno» que Benedicto XVI hiciera referencias específicas a la política social del Gobierno de Zapatero. «¿Es que al Papa se le puede decir lo que debe y no debe decir? Que yo sepa en España hay libertad de expresión y Benedicto XVI viene en visita pastoral, no de Estado. Al contrario, yo espero como católico que defienda la familia y la vida, los valores permanentes de la fe católica».
El popular Javier Arenas, también pidió ayer al Gobierno un mayor compromiso con unas jornadas que congregarán a más de un millón y medio de personas. Arenas pidió al Ejecutivo que garantice su celebración y no «abdique» en su obligación de garantizar que toda persona que quiera presenciar los actos pueda hacerlo.Arenas no solo se refería a los actos previstos en contra de la visita, sino a las convocatorias de huelga anunciadas para esas fechas en el Metro y aeropuerto de Madrid.