Los fieles han comenzado a desfilar para venerar el féretro de Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro, después de que el Papa Benedicto XVI se arrodillara ante él, rezara unos minutos y lo besara para ser seguido por cardenales y autoridades de la delegaciones oficiales.
El féretro de Juan Pablo II se encuentra ante el altar de la Confesión de la Basílica y sobre él se ha colocado una copia del Evangelio de Lorsch, abierto y apoyado en un cojín tejido con decoraciones de oro, además de una corona de flores con los colores vaticanos: amarillo y blanco.
La Guardia Suiza custodia el ataúd del nuevo beato que fue proclamado hoy en solemne ceremonia por el papa Benedicto XVI, lo que ha provocado una profunda emoción entre el millón y medio de fieles que han seguido el acto, según las últimas estimaciones de la policía.
El pasado día 29 el ataúd fue sacado de la tumba que ocupaba en las Grutas Vaticanas y será colocado en los próximos días en una capilla del templo vaticano.
Hasta ahora, los restos de Wojtyla descansaban en una tumba a pocos pasos del sepulcro de San Pedro.
Tras el papa y los cardenales pasaron a venerar los restos del anterior pontífice las delegaciones oficiales de los países asistentes, después fue el turno de los discapacitados y el público en general.
Una vez concluida las celebraciones, el féretro será trasladado a una capilla del templo vaticano, para permitir una mayor afluencia de fieles en el futuro.
El féretro será colocado en el nuevo lugar en la tarde noche del día 2 de mayo.
Dicha capilla es la de San Sebastián, situada entre la que acoge a la "Piedad", de Miguel Ángel, y la Capilla del Santísimo.