«¿Se puede fumar mientras se reza?», le preguntaron a un jesuita. «No, sería una falta de respeto», afirmó con seguridad. «¿Y rezar mientras se fuma?», contestaron. «Bueno, eso ya es distinto...»

Real o ficticia, la anécdota es célebre y desde luego no afecta a la idea de rezar mientras se conduce, un momento que es a veces propicio para ello por la soledad y el silencio que permite, siempre y cuando no suponga una distracción que ponga en riesgo al vehículo.

El problema se plantea si queremos practicar una oración concreta, el rosario, que exige llevar cuenta de las avemarías pronunciadas. Eso sí puede ser peligroso, y por esa razón Wayne Kneeskern nunca lo hacía: «Tiene que haber algo mejor que hacer que intentar sujetar un rosario al tiempo que se conduce». Máxime después de que los amigos de una de sus hijas estuvieran a punto de estrellarse por ese motivo.

Sin embargo, y como Kneeskern es un manitas, estuvo dándole vueltas al asunto hasta que diseñó y patentó un invento que solventa el problema. Se trata de una funda manufacturada, y adaptada para cada pedido individual, que tiene unas cuentas incrustadas con las que pasar las avemarías, al tiempo que un CD va respondiendo a la oración del conductor durante los cinco misterios.

Kneeskern, que vive en Richland (Iowa, Estados Unidos) está comenzando a venderlo a través de una página web, y parece que entre sus vecinos más piadosos, que invierten unos veinte minutos de coche en llegar al trabajo, el éxito ha sido importante. Al saltar la noticia a los medios la demanda se ha incrementado y ¿quién sabe? tal vez su uso se generalice tanto como el GPS. Al menos entre los más devotos de la Virgen María.