La comunidad anglicana de Inglaterra afronta una probable deserción del sector más cercano al catolicismo hacia la Iglesia, después de que su Sínodo votara el sábado por estrecho margen contra una propuesta que pretendía conciliar las reservas de los obispos a la ordenación de mujeres.
Según publica hoy el rotativo "The Sunday Times", la derrota en dicha votación fue una "humillación" para el primado anglicano y arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, que había introducido la moción junto con el arzobispo de York, John Sentamu, para intentar evitar un cisma, informa Efe.
Ante la oposición que suscita en algunos sectores de la fe anglicana la ordenación de mujeres obispos, Williams y Sentamu, favorables a la misma, habían propuesto un sistema que permitiría que obispos masculinos se ocuparan de las necesidades de aquellos clérigos opuestos a la ordenación de mujeres.
Esta iniciativa, definida por la cúpula como "una Iglesia dentro de la Iglesia", había sido criticada desde los sectores progresistas porque crearía una jurisdicción paralela y menoscabaría la autoridad de las futuras obispas.
Por otra parte, apunta el periódico, el Parlamento indicó que no aprobaría ninguna iniciativa eclesiástica que convirtiera a las obispas en una "segunda clase".
El fracaso de la propuesta, con la que se pretendía conciliar las diferentes posturas en cuanto a la ordenación de mujeres, hace temer una deserción masiva hacia la Iglesia de Roma, una vez se empiecen a consagrar las mujeres obispos, en 2014.
El periódico "Sunday Telegraph" señala que la derrota garantiza sin duda el éxito del Ordinariato anglicano, auspiciado por el papa Benedicto XVI para facilitar la conversión de anglicanos.
Tras conocer el resultado desfavorable de la votación, los anglo-católicos (anglicanos próximos al catolicismo) del Sínodo General abandonaron anoche la asamblea de los obispos en señal de protesta.
Por otra parte, añade el rotativo conservador, mientras el Sínodo debatía la propuesta que finalmente fue descartada, unos cincuenta clérigos anglicanos se reunieron con un obispo católico en la ciudad inglesa de Leicester para discutir una posible escisión.