El Papa Benedicto XVI se trasladó ayer a la residencia papal de Castel Gandolfo, a 33 kilómetros al sur de Roma, para iniciar un tiempo de vacaciones de dos meses dedicados a la oración, la música, los paseos y, según algunas fuentes vaticanas, a escribir su cuarta encíclica, probablemente sobre la fe, y un libro dedicado a la infancia de Jesús y al comienzo de su predicación.
 
En este periodo de renovación y descanso, que se extenderá hasta su viaje al Reino Unido a mediados de septiembre, estará acompañado por su hermano Georg.
 
En lugar de iniciar este tiempo estival con dos semanas de vacaciones en la montaña, el Papa ha preferido disfrutar de la tranquilidad desde el primer día, ya que Castel Gandolfo permite un máximo aprovechamiento del tiempo, sin los tradicionales encuentros con los obispos, los sacerdotes y los habitantes de los pueblecitos de los Alpes italianos a donde solía dirigirse en años anteriores.
 
El Papa llegó al palacio pontificio, que se asoma al lago Albano, a últimas horas de la tarde, tras celebrar en el Vaticano la audiencia pública de los miércoles.
 

Durante este tiempo quedan suspendidas las audiencias del 14, el 21 y el 28 de julio. El encuentro semanal con los fieles se reanudará el 4 de agosto, mientras que el rezo del ángelus lo hará todos los domingos desde el balcón del patio central de la residencia de veraniega.

Desde que fue elegido Papa en 2005, y siguiendo la costumbre de Juan Pablo II, Benedicto XVI pasó varias semanas de reposo en los Alpes italianos. En 2005, 2006 y 2009 viajó a Les Combes, en el Valle de Aosta; en 2007 a Lorenzago de Cadore, en los Alpes Dolomitas, y en 2008 a Bressanone, en el Alto Adige (subTirol).