Parece ser que nada pondrá impedir que Marruecos ponga fin a su política de hostigamiento a los cristianos, especialmente a los evangélicos.
El Ministerio del Interior marroquí expulsó la semana pasada a dos mujeres de esa confesión, una suiza y una libanesa, casadas con marroquíes convertidos años atrás al protestantismo. A ambas la policía les comunicó de forma oral que constituían una amenaza para la seguridad pública. En 48 horas abandonaron el país en el que vivían como residentes.
La semana concluyó con ocho nuevas salidas forzosas de Marruecos, entre ellas la de la barcelonesa Sara Domene.
En total unos 130 cristianos de una docena de nacionalidades, sobre todo evangélicos, pero también algún católico, han sido expulsados desde hace cuatro meses. Muchos vivían en el país desde hace décadas y ejercían la docencia o trabajaban en una ONG.
El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Angel Moratinos, afirmó este lunes que el rey Mohamed VI de Marruecos está "comprometido con la modernización" de su país, por lo que no le preocupa el modo en que está evolucionando el reino alauí, a pesar de la reciente oleada de expulsiones de cristianos acusados de proselitismo.
En los Desayunos Informativos de Europa Press, el ministro ha señalado que este compromiso se ha podido comprobar porque se han producido avances en este campo aunque ha señalado que lógicamente las organizaciones internacionales "siguen exigiendo mejoras".
En su opinión, hay que seguir suscribiendo una nueva relación entre la UE y Marruecos que "obligue" a Rabat a adoptar nuevos compromisos en todos los campos. "Para España es fundamental contar con un vecino del sur que se modernice", ha concluido.