Ayer, víspera de San Pedro y San Pablo, fiesta papal por excelencia, los impulsores del «Manifiesto de bienvenida a Benedicto XVI» quisieron proclamar públicamente su «orgullo de ser católicos» y su alegría por la venida del Pontífice a Santiago y Barcelona en noviembre con un acto de presentación en Madrid. Con ya más de 10.000 firmantes (añadidos a los mil iniciales en poco más de un día a través de la web www.bb16.org ), pidieron que los católicos pierdan toda vergüenza y salgan a la luz.

«No podemos seguir tan callados quienes compartimos unos valores a la hora de defenderlos», afirmó uno de los firmantes, el eurodiputado popular Jaime Mayor Oreja. «La actual y profunda crisis de valores no nos puede  acobardar ni intimidar ni obligar a que nos encerremos en nosotros mismos», añadió. Pidió «valentía» para expresar en público las convicciones más profundas que son, a su parecer, «las que dan auténtico sentido a la vida».


David Hatchwell, empresario y vicepresidente de la Comunidad Judía de Madrid, expresó su alegría por la visita del sucesor de Pedro, porque «los que creemos que existe un Creador, y orden en el caos, sabemos que hace falta una regeneración de valores, porque un mundo sin valores no vale la pena. Tienen en mí y en muchas personas no católicas aliados en defensa de la dignidad humana».

La ex decana de Económicas de la Universidad Complutense, María Teresa López López, afirmó: «Me siento profundamente orgullosa de de pertenecer a la Iglesia Católica, con sus luces y sombras, y de que tenga al frente a alguien del nivel intelectual y humano de Benedicto XVI».

También Ignacio Camuñas, presidente del Foro de la Sociedad Civil, pidió «proclamar que pertenecemos a la Iglesia, sin miedo, sin recato alguno» y alabó el coraje del Papa cuando pide perdón por los graves fallos que cometen algunos en la Iglesia.

Isabel Estapé, de la Real Academia de las Ciencias Económicas, expresó su esperanza de que «saliendo nosotros a la luz pública, menos gente se cohibirá».