Como respuesta a la misiva firmada por 677 religiosos y laicos exigiendo un proceso más «participativo» en la elección del nuevo obispo, un grupo de casi 2.200 feligreses de la diócesis de Bilbao ha hecho llegar al nuncio de la Santa Sede en España, monseñor Renzo Fratini, una carta en la que solicitan que el nombramiento del nuevo obispo de Bilbao se realice «según las pautas que marca el Código de Derecho Canónico y sin interferencias ni presiones de ningún tipo».
 
El documento enviado al nuncio el jueves pasado ha logrado en solo un par de semanas 2.196 adhesiones, todas ellas correspondientes a laicos, párrocos y religiosos de la provincia que prefieren guardar anonimato.
 
Los 677 defensores de una Iglesia «plural, abierta y enraizada» en Euskadi, habían enviado una carta al «embajador» del Vaticano en la que decían que «Esta esposa no quiere un esposo impuesto (en referencia a la Iglesia y el obispo de Bilbao)». La respuesta de monseñor Fratini llegó unos días después: el Papa nombrará obispo de Bilbao a «aquél que realmente necesita» esta diócesis.
 
En esta última carta los 2.200 manifiestan su «sentir con la Iglesia», dicen estar dispuestos a «obedecer en todo a la Santa Madre Iglesia Jerárquica» y declaran su «adhesión al nuevo obispo de Bilbao que bajo la inspiración del Espíritu Santo sea nombrado por Su Santidad Benedicto XVI a propuesta del Sr. nuncio».
 
La misiva, a la que tuvo acceso el diario El Correo, incluye el listado de apoyos, aunque sólo una persona figura como firmante. Reza así: «María Teresa Campo Vizcarra, madre de seis hijos».
 
La lista de adhesiones sigue abierta en un enlace colgado en Internet bajo el encabezamiento «En torno a la designación del nuevo obispo de Bilba». Según sus promotores, la iniciativa surge como una «reacción ciudadana» a la otra carta y cobra cuerpo a través de mensajes rebotados por correo electrónico, pero no con el ánimo de «confrontación». «Nosotros no hemos provocado la división», declaran algunos de sus impulsores.
 
Confiesan que les causó «perplejidad» el tono del texto de los 677 firmantes, incluso algunos términos como lo del «esposo impuesto». «La Iglesia es madre», replican. «Con sus defectos y sus virtudes, la gente está a favor de cómo funciona la Iglesia. Esto no es el consejo de administración de una empresa, ni un partido ni un sindicato», advierten.
 
Por eso «acatarán» la decisión «que se adopte» en torno al nombramiento del nuevo obispo. Ellos, como fieles, ponen el acento en «la comunión» con el prelado, más que en la participación. «Nuestro papel no es discutir los cauces. Es la fidelidad y la colaboración», añaden.
 
Sobre el perfil del obispo, restan trascendencia a «añadidos» como que sepa euskera o esté arraigado en Euskadi. Ellos priman el carácter «universal» de la Iglesia: «Vivimos en un mundo global. Lo importante será su nivel cultural y de gestión, y que sea santo».
 
Más que una participación terrenal, consideran que el nombramiento es una decisión muy elevada que está en manos del Papa «a propuestas» del nuncio. «Pedimos a la Providencia que les ilumine en la designación del nuevo obispo de nuestra diócesis, según las pautas que marca el Código Canónico y sin interferencias ni presiones de ningún tipo», explican en la carta, de la que han remitido una copia a monseñor Iceta, en señal de «apoyo filial». Aunque no quieren que se traduzca este gesto en un respaldo personal, los firmantes sí prestan por escrito su «solidaridad al actual obispo administrador apostólico por su dedicación, entrega y buen hacer».