Muy pocos sabían que el General De Gaulle, líder de la resistencia francesa contra los nazis y, posteriormente, Presidente de la República, era un tierno padre con sus tres hijos, pero en especial con Anne, afectada con el síndrome de Down. A nadie le dedicó tanta atención y ternura que a su hija Anne, según desvela el biógrafo británico Jonathan Fenby, en su libro «The General De Gaulle and the France he saved», que acaba de aparecer en las librerías del Reino Unido.
«Anne es mi alegría»
La gran referencia afectiva del General era su hija Anne.
Lo cuenta el capellán militar que trató a De Gaulle, con el que pudo intimar y ser confidente, al que le transmitió estas palabras: «Para mí, Anne ha sido una gran prueba, pero también una bendición. Es mi alegría y me ha ayudado mucho a superar todos los obstáculos y todos los honores. Gracias a Anne he ido más lejos, he conseguido superarme».
«Me dio el corazón y el espíritu»
En otra ocasión, De Gaulle se sinceró con el que fue su primer biógrafo, Jean Lacouture, al que le dijo: «Sin Anne no hubiera hecho todo cuanto he podido hacer. Me dio el corazón y el espíritu».
Un cariño incondicional
Para su último biógrafo, Jonathan Fenby, «Anne simbolizaba para De Gaulle un cariño incondicional y, aunque las obligaciones parecían impedírselo, su padre siempre estaba cerca».
Fenby considera que «aunque De Gaulle tuviera fama de solitario, la familia fue extraordinariamente importante para él».
Anne murió en 1948 a los 20 años de edad. 22 años más tarde, su padre, fue enterrado bajo la misma lápida en el cementerio de Colombey-les-deux-Eglises.