Entre el 15 de mayo al 3 de octubre de este año, la ciudad alemana de Oberammergau (Baviera) celebra su propia versión de «La Pasión», una representación que se hace cada diez años y que en esta ocasión se llevará a cabo hasta 102 veces.
 
El espectáculo titulado «La representación del sufrimiento, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo», se celebra desde 1634. En el evento colaboran 2.472 paisanos -la mitad de la ciudad- de los que 638 son niños. Para participar hay que haber nacido en Oberammergau o haber vivido allí por lo menos 20 años.
 
La representación tiene su origen en un voto de agradecimiento del pueblo por haberse librado de la peste que afectó con especial crudeza la región de Baviera. La Pasión dura todo el día: empieza a las 14:30 y, con una pausa de 3 horas en medio, termina a las 22:30. La gente suele reservar las entradas con meses de adelanto, reseña Alfonso Méndiz en su blog «Jesucristo en el cine».
 
El director de la Pasión de Oberammergau 2010, Christian Stückl, comenta que «lo más apasionante de esta tarea consiste en cómo tratar a la figura de Jesús de Nazaret. Después de leer múltiples libros, ver películas sobre la Pasión de Gibson, Scorsese, Pasolini o tener conversaciones con diferente gente, siempre vuelve la pregunta: ¿cómo conseguir que sea Él? Mostrarlo totalmente hombre y totalmente Dios es una tarea difícil». Y añade: «Quiero huir de la Pasión como mera representación histórica, pero ¿cómo conseguir poner fe en una escena, cómo mostrar la Última cena o la Resurrección? Ahí está el reto».
 
Las escenas que lucen más en este tipo de representación son las que cuentan con muchos personajes. Una de las más vivas es la entrada de Jesús en el mercado del Templo: con tenderetes, niños correteando, ovejas y cabras en movimiento, hasta que Jesús hace el gesto más simbólico al final: liberar decenas de palomas al cielo de Oberammergau.
 
La representación de la Pasión de Oberammergau se hizo famosa en Europa ya en el s. XVIII. A principio del XIX corrientes anticlericales intentaron suprimirla sin éxito. A finales del mismo siglo despertó la curiosidad del rey de Baviera Ludwig II, amigo de Wagner, que pidió una representación privada. Y en la Pasión de 1950 fueron invitados el canciller de la Alemania Oeste y Dwight D. Eisenhower, futuro presidente de los Estados Unidos.
 
Por lo que respecta al escenario, las primeras representaciones tenían lugar en la iglesia parroquial. Muy pronto, la afluencia de espectadores obligó a trasladar la Pasión al aire libre, en el cementerio que lindaba con la iglesia.
 
En 1800 se construyó un teatro, construcción que fue totalmente rehecha en 1930. Actualmente, el teatro cuenta con las técnicas más recientes y tiene una capacidad de 4.800 localidades a cubierto. El escenario se mantiene al aire libre contando con las montañas, cielo y nubes como escenografía natural.