A las pocas semanas de tomar posesión de la diócesis de Córdoba, un grupo violento de musulmanes austriacos provocó graves incidentes en la catedral a modo de desafío para monseñor Demetrio Fernández.
El templo católico, antigua mezquita -asentada, a su vez, sobre una iglesia que fue arrasada por los invasores mahometanos-, constituye un viejo objeto del deseo de grupos islámicos. Y la izquierda cordobesa nunca ha ocultado su aspiración a que la catedral deje de albergar exclusivamente un culto católico.
Eso es justo lo que ha descartado este sábado don Demetrio, con palabras rotundas que no sólo niegan esa posibilidad, sino que describen sin ambages la doblez política de quienes lo propugnan: «El uso compartido es un eufemismo que significa "Católicos, váyanse de aquí"». Y eso no va a suceder, porque en la antigua mezquita «la Iglesia lleva dieciséis siglos, mientras que los musulmanes han estado cuatro siglos y medio».
Monseñor Fernández ha tenido palabras amables para los musulmanes, con quienes quiere compartir la búsqueda de «la paz, la justicia y la convivencia entre los pueblos».
«Pero eso es una cosa», continuó el obispo, «y otra, muy distinta, es querer compartir el mismo templo para el culto, lo cual no es posible, ni por parte musulmana, ni por parte católica, ya que los musulmanes no admitirían un templo compartido, y los católicos tampoco lo admitimos. Luego habría que preguntarse quién pide el uso compartido: pues aquellos a quienes no les importan los musulmanes ni los católicos».
Don Demetrio tiene claro que «donde los musulmanes rezan, no puede rezar nadie más. Es decir, si yo permito que en la catedral de Córdoba recen los musulmanes, ya nos podemos ir pasado mañana. Luego permitir el rezo de los musulmanes en la catedral equivale para los católicos a decir adiós, buenas noches, y eso sería una irresponsabilidad», remató el prelado, que ha recibido la felicitación de muchos cordobeses por esta valiente defensa del templo.