En su última carta pastoral dedicada a la declaración de la renta, el Arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, exhorta a los feligreses a marcar la casilla de la Iglesia haciendo notar que en estos tiempos de crisis y dificultades Ella es «para muchos el último recurso cuando se les han cerrado todas las puertas»

Para los cristianos, recuerda, el ejercicio fiscal es «un deber moral y de conciencia» e invita a marcar simultáneamente la casilla destinada a «otros fines sociales» ya que «son las ONGs para el desarrollo las destinatarias del mismo porcentaje que percibe la Iglesia. Entre ellas se encuentran muchas organizaciones católicas que trabajan al servicio de los más necesitados».

Monseñor Asenjo señala que «hay muchas razones para tomar muy en serio esta responsabilidad»:

1. La Iglesia es el hogar cálido en el que hemos nacido como hijos de Dios por el Bautismo.

2. Ella nos ofrece los bienes de la salvación, la vida de la gracia, el sacramento del perdón y el pan de la Eucaristía.

3. Ella nos permite vivir nuestra fe como familia y es el lugar natural de nuestro encuentro con el Señor.

4. El culto a Dios y el ejercicio de la religión, por otra parte, contribuyen grandemente al bien común de la sociedad. 


Monseñor Asenjo también señala que la archidiócesis andaluza necesita recuros económicos «para retribuir modestamente a los sacerdotes, mantener los Seminarios, la Curia y los organismos pastorales, ayudar a las Misiones, servir a los pobres, a los enfermos, a las personas que viven solas, a los jóvenes, a los niños, a los ancianos y a las familias. Necesita también recursos para cuidar su rico patrimonio artístico, del que tan orgullosos nos sentimos, y para construir nuevos templos».


El arzobispo subraya que «la Iglesia es para muchos el último recurso cuando se les han cerrado todas las puertas. Por ello, necesita que le ayudemos para poder seguir ayudando a tantos». 

Por ello, solicita «con humildad y confianza que marquéis con una cruz la casilla destinada al sostenimiento de la Iglesia».

«Este gesto, aparentemente insignificante, es una forma muy significativa de manifestar nuestro amor a la santa madre Iglesia y nuestra gratitud al Señor por el don de la fe», concluye