El invierno demográfico y la falta de trabajo, sobre todo de los jóvenes, son los dos problemas más graves que debe afrontar Italia en estos momentos.

Así lo afirmó el cardenal Angelo Bagnasco, arzobispo de Génova y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), durante la apertura, este martes en el Vaticano, de la Asamblea Plenaria de los obispos italianos, informa Zenit.

El purpurado quiso alertar sobre todo del «lento suicidio demográfico al que Italia se está dirigiendo».

Más del 50% de las familias italianas actuales no tienen hijos, y entre las que sí tienen, casi la mitad tienen sólo uno, el resto dos. Sólo el 5,1 % de las familias tiene tres o más hijos.

«Por esto –subrayó el arzobispo de Génova– es urgente una política que esté orientada a los hijos, que quiera desde ya mismo encargarse de un recambio generacional equilibrado».

Para salir de la crisis, el cardenal Bagnasco señaló el «cociente familiar» como «innovación que puede liberar el futuro de nuestra sociedad».

Según el presidente de los obispos italianos, «la familia fundada en ese bien inalterable que es el matrimonio entre un hombre y una mujer, debe ser defendido y continuamente preservado como crisol de energía moral, determinante a la hora de dar perspectivas de vida a nuestro presente».

Por su parte, los obispos han asumido el compromiso de que «en la pastoral familiar, y en la dirigida a la preparación al matrimonio, se trabaje para arraigar aún más la conciencia de que los hijos son dones que multiplican el crédito hacia la vida y su mañana».


El presidente de la CEI señaló que el otro punto esencial para que Italia salga de la crisis es el trabajo, que es «el recurso, es más, la cuota mínima de capital que la sociedad proporciona a cada ciudadano, en particular a los jóvenes en búsqueda del primer empleo, para que puedan insertarse y, encontrando sentido en lo que hacen, puedan sentirse útiles como actores de crecimiento y desarrollo».

La creciente crisis ocupacional, subrayó el purpurado, es «una preocupación que angustia y por la que pedimos un esfuerzo suplementario a toda la clase dirigente del país: políticos, empresarios, banqu eros y sindicalistas».

El arzobispo de Génova invitó por tanto al Gobierno y a las fuerzas sociales a potenciar a las pequeñas y medianas industrias, ponerlas en red también en el plano decisional, cualificar al sector de la investigación y el turístico, potenciar la agricultura y el artesanado, racionalizar la distribución, facilitar el cooperativismo.

«Es necesario, por tanto, reforzar a los sujetos que mejor expresan las cualidades del territorio y más pueden absorber y volver a motivar la creación de empleo».