En su artículo publicado este lunes, Magister recuerda que dentro de poco Benedicto XVI creará un nuevo «consejo pontificio» expresamente dedicado a la «nueva evangelización» No para los países de misión «sino para los países de antigua cristiandad hoy en peligro de perder la fe.
Pero mientras este proyecto se cristaliza, dice el vaticanista, «ya se ha unido al Papa un gran aliado de fuera de la Iglesia católica, en esta empresa de nueva evangelización». Y «este gran aliado es la Iglesia ortodoxa rusa», precisa.
Según Magister, la semana pasada el presidente del departamento de relaciones exteriores de este patriarcado, el metropolita Hilarión de Volokolams, le aseguró al Papa que «la Iglesia católica no estará sola en la nueva evangelización de la Europa descristianizada, porque tendrá a su lado a la Iglesia rusa "no más competidora sino aliada"».
Para el experto en asuntos vaticanos, «la relación positiva que se ha instaurado entre la Iglesia ortodoxa rusa y la Iglesia de Roma es una de las conquistas más sobresalientes del pontificado de Benedicto XVI. Sobresaliente también por su rapidez».
En efecto, «basta volver atrás una década para registrar el hielo que reinaba entre ambas Iglesias», agrega.
En efecto, «basta volver atrás una década para registrar el hielo que reinaba entre ambas Iglesias», agrega.
Sobre los motivos que han llevado a este «extraordinario cambio», el metropolita Hilarión ha señalado tres.
El primero, la persona de un nuevo Papa. Un Papa que recoge, ha dicho el metropolita, «una estima positiva del conjunto del mundo ortodoxo ruso», aún estando éste invadido de seculares sentimientos antiromanos.
El primero, la persona de un nuevo Papa. Un Papa que recoge, ha dicho el metropolita, «una estima positiva del conjunto del mundo ortodoxo ruso», aún estando éste invadido de seculares sentimientos antiromanos.
El segundo motivo es la común visión sobre el desafío que se le presenta a ambas Iglesias de la descristianización de países que en el pasado eran el corazón de la cristiandad.
El tercer motivo es que están de acuerdo en que la vía maestra para la nueva evangelización está en confiarse a la gran tradición cristiana, continúa Magister.
Ante una pregunta de Magister a Hilarión sobre un posible encuentro -el primero en la historia- entre los jefes de ambas Iglesias, de Roma y de Moscú, el representante ruso respondió que «es un deseo, una esperanza y debemos trabajar para que ocurra».
Admitidos los obstáculos por remover para que se materialice un encuentro, Hilarión dijo confiar que éste ocurrirá pronto: «no entre un patriarca y un Papa cualquiera, sino entre el patriarca Kirill y el Papa Benedicto».
Admitidos los obstáculos por remover para que se materialice un encuentro, Hilarión dijo confiar que éste ocurrirá pronto: «no entre un patriarca y un Papa cualquiera, sino entre el patriarca Kirill y el Papa Benedicto».
Magister señala que «una prueba de cuánto se han acercado las posiciones de los jefes de las dos Iglesias la dan dos libros publicados con pocos meses de diferencia uno de otro, sin precedentes en la historia».
El primero ha sido publicado el pasado mes de diciembre por el patriarcado de Moscú y trae en ruso y en italiano los principales textos de Benedicto XVI sobre Europa, antes y después de su elección como Papa, con una amplia introducción escrita por el Metropolita Hilarión.
El segundo, publicado hace pocos días por la Editorial Vaticana, recoge unos textos de Kirill antes y después de su nombramiento como patriarca, sobre la dignidad del hombre y los derechos de la persona, con una introducción del arzobispo Gianfranco Ravasi, presidente del pontificio consejo para la cultura.
El segundo momento importante, señala Magister, fue el concierto ofrecido al Papa el 20 de mayo por el patriarca Kirill I. Se ejecutaron composiciones de grandes músicos rusos. Comentándolos al final del concierto, Benedicto XVI subrayó «el vínculo estrecho, original, entre la música rusa y el canto litúrgico».
El segundo momento importante, señala Magister, fue el concierto ofrecido al Papa el 20 de mayo por el patriarca Kirill I. Se ejecutaron composiciones de grandes músicos rusos. Comentándolos al final del concierto, Benedicto XVI subrayó «el vínculo estrecho, original, entre la música rusa y el canto litúrgico».
En su mensaje, el patriarca Kirill ha recordado que en Rusia, «en los años de la persecución, cuando la mayoría de la población no tenía acceso a la música sacra, esta obra, junto a las obras maestras de la literatura rusa y de las artes figurativas, han contribuido a llevar el anuncio evangélico, proponiendo al mundo laico ideales de gran nivel moral y espiritual».
Y Benedicto XVI, en su discurso final, ha remarcado cómo en los pasajes musicales escuchados «ya se realiza el enfrentamiento, el diálogo, la sinergia entre Oriente y Occidente, como también entre tradición y modernidad». Un diálogo tanto más urgente para volver a hacer respirar a Europa "a dos pulmones" y restituirle la conciencia de sus raíces cristianas.
«Tanto Benedicto XVI como el metropolita Hilarión están totalmente convencidos de que también el arte cristiano es vehículo de evangelización y fermento de unidad entre las Iglesias», concluye el analista.