El encuentro de jóvenes del Camino Neocatecumenal empezó con la presentación de los obispos que iban llegando de la despedida del Santo Padre en Oporto. Estaban, además del Patriarca de Lisboa que presidía el acto, los obispos de muchas diócesis portuguesas – Aveiro, Beja, Coimbra, Portalegre, Auxiliar de Lisboa, Oporto, Évora, Algarve, Leiria-Fátima, Guarda, Azores – y el obispo de Cabinda – Angola.

La lluvia caía muy fuerte, pero Kiko Argüello seguía lleno de ánimo las presentaciones, ahora de los países, empezando por los más lejanos: Venezuela, Brasil, Bielorrusia, Alemania, Francia, Suiza, Inglaterra, Irlanda, Italia, España y Portugal.

Los presbíteros presentes transportaron a la Virgen de Fátima en procesión hasta la presidencia en el recinto del Santuario de Fátima.

Antes de empezar Kiko leyó una carta del Cardenal de Madrid, que le pedía para JMJ 2011 un CD con los cantos que Kiko había compuesto a la Virgen a lo largo de los años. Presentó con el coro el canto «Una gran señal» muy relacionado con el milagro del sol en Fátima y que sería el himno de esta jornada.

Después de esto leyó el inicio de la epístola a los Efesios y partiendo del texto anunció el Kerigma con fuerza. La lluvia caía con muchísima fuerza.

«Fuimos elegidos desde antes de los siglos para realizar las buenas obras que Dios, de antemano, había predispuesto que en ellas anduviéramos» decía y seguía «estas obras son la nueva naturaleza, el amor al enemigo, el anuncio de la Buena Noticia a todo el mundo».

El padre Mario proclamó el evangelio y el obispo de Oporto hizo la homilía en español, en italiano y en portugués, hablando del amor de Dios que nos ha amado primero.

Carmen explicó el significado de la palabra «Fátima» y su importancia para la evangelización del mundo en el contexto del avance del Islamismo. Al final llamó las chicas a ofrecerse a Cristo, y a todos al matrimonio cristiano, a «santificarse» haciendo famílias cristianas.

Mario Pezzi llamó los chicos a donarse a Cristo como sus presbíteros, habló de la visita de Juan Pablo II en el 82 y, en un portugués todavía correctísimo – Mario fue el responsable por el Camino en Portugal hasta que Kiko lo llamó a su equipo – animó a todos a escuchar, y dijo que Cristo seguía hablando con fuerza a cada uno de nosotros.

Así 400 chicos se ofrecieron para el seminario y 350 chicas para los monasterios de clausura. Los obispos presentes y los presbíteros les impusieron las manos, después de que el obispo de Oporto – que ha abierto un Seminario Redemptoris Mater – hubiera hecho sobre todos una bellísima oración.

Con el Padrenuestro, la paz y la bendición terminó este encuentro europeo de la juventud en torno al viaje del Santo Padre a Portugal.