«No sólo hemos elegido a una mujer, sino a una mujer que es quien es, plenamente, como persona lesbiana», declaró el obispo episcopaliano de la ciudad, Jon Bruno.
Su nueva obispa auxiliar, Mary Glasspool, convive con su pareja lesbiana desde 1988. La obispa Jefferts Schori, que preside la Iglesia Episcopaliana con mano de hierro y ha acosado a las últimas parroquias conservadoras, fue la consagradora principal de la ceremonia. Otra mujer fue consagrada como obispa episcopaliana en el mismo acto, Diane Jardine Bruce, pero no llamó tanto la atención porque esta iglesia tiene obispas desde 1989.
En 2003 se consagró obispo a Gene Robinson, un homosexual declarado que había estado casado antes con una mujer con la que tuvo dos hijos. El episcopalianismo aprobó el clero femenino en 1976, negó la licitud de cualquier terapia para dejar la homosexualidad en 1994, aceptó el sexo fuera del matrimonio en 2000 y aprobó el matrimonio homosexual en 2006.
En julio de 2009, 700 parroquias de tradición conservadora, hartas de la deriva liberal del episcopalianismo, crearon en EE UU y en Canadá su propia Iglesia Anglicana de América del Norte.
Ya antes de este cisma, esta denominación perdía fieles a marchas forzadas. El informe ARIS 2008, sobre las principales iglesias protestantes de Estados Unidos, mostró que de 2001 a 2008 el número de personas que se declaraban episcopalianas había bajado en un 30 por ciento.
Esta nueva religión permisiva apenas atrae a unos 700.000 norteamericanos a la iglesia los domingos, en un país con unos 230 millones de adultos.
Muchos anglicanos en Asia y África, que no aceptan estas doctrinas, así como diversos grupos de tradición anglocatólica en Occidente, pueden ver la consagración de la obispa Glasspool como una provocación excesiva y examinar la oferta de Benedicto XVI: asumir el catecismo de la Iglesia Católica e ingresar en ella en grupos que mantengan la liturgia anglicana y algunas de sus tradiciones bajo el pastoreo de un «ordinario» designado por Roma.