En su discurso en la Iglesia de la Santísima Trinidad en el Santuario de Fátima a los miembros de las organizaciones de pastoral social, el Papa Benedicto XVI resaltó que la labor de estas instituciones debe ser autónoma y libre de política e ideologías. En su actuar, dijo luego, debe plasmarse una adecuada síntesis entre vida espiritual y acción apostólica para poder defender los valores fundamentales como la vida y la familia de manera adecuada.
En su discurso en el que meditó sobre el pasaje del Buen Samaritano, el Santo Padre indicó que «el actual escenario de la historia y de crisis socio-económica, cultural y espiritual, pone en evidencia la oportunidad de un discernimiento orientado por la propuesta creativa del mensaje social de la Iglesia. El estudio de su doctrina social, que asume como principal fuerza y principio la caridad, permitirá trazar un proceso de desarrollo humano integral que involucra la profundidad del corazón y alcanza una más amplia humanización de la sociedad», informa ACI.
«No se trata de simple conocimiento intelectual, sino de una sabiduría que da sabor y condimento, ofrece creatividad a las vías cognoscitivas y operativas listas para afrontar una crisis así amplia y compleja. Que puedan las instituciones de la Iglesia, junto a todas las organizaciones no eclesiales, perfeccionar su capacidad de conocimiento y las directivas en vistas a una nueva y grandiosa dinámica, que conduzca hacia "aquella civilización del amor, cuya semilla Dios ha puesto en todo pueblo, en toda cultura"».
Seguidamente el Santo Padre señaló que ante estos desafíos, el cristiano busca responder con «compasión a las multitudes que piden justicia y solidaridad y, como el buen samaritano de la parábola, nos esforzamos a ofrecer respuestas concretas y generosas».
Sin embargo, advirtió, «con frecuencia no es fácil llegar a una síntesis satisfactoria entre la vida espiritual y la actividad apostólica. La presión ejercitada por la cultura dominante, que presenta con insistencia un estilo de vida fundado en la ley del más fuerte, de la ganancia fácil y atractiva, termina por influir en nuestro modo de pensar, en nuestros proyectos y en nuestras perspectivas de nuestro servicio, con el riesgo de vaciarlos de aquella motivación de la fe y la esperanza cristiana que los habían suscitado».
Sobre las organizaciones de pastoral social, el Papa exigió que se les conceda «autonomía e independencia de la política y de las ideologías», aunque colaboren con los estados para alcanzar sus objetivos.
Benedicto XVI indicó además que «las numerosas y fuertes solicitudes de ayuda y sostenimiento que nos dirigen los pobres y los marginados de la sociedad nos hacen buscar soluciones que respondan a la lógica de la eficiencia, del efecto visible y de la publicidad. Sin embargo, la mencionada síntesis es absolutamente necesaria, amados hermanos, para poder servir a Cristo en la humanidad que os espera»
Tras alentar a un correcto desempeño de las organizaciones católicas de caridad, el Papa instó a que sus iniciativas se vean «completadas por proyectos de libertad que promuevan al ser humano, en la búsqueda de la fraternidad universal. Se coloca aquí el urgente esfuerzo de los cristianos en la defensa de los derechos humanos, atentos a la totalidad de la persona humana en sus diversas dimensiones».
«Expreso un profundo aprecio a todas las iniciativas sociales y pastorales que buscan luchar contra los mecanismos socio-económicos y culturales que llevan al aborto y que tienen bien presente la defensa de la vida y la reconciliación y la curación de las personas heridas por el drama del aborto».
En medio de fuertes aplausos de los presentes, Benedicto XVI resaltó también que «las iniciativas que tienen como tarea tutelar los valores esenciales y primarios de la vida, desde su concepción, de la familia, fundada sobre el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer, ayudan a responder a algunas de los más insidiosos y peligrosos desafíos que hoy se oponen al bien común. Tales iniciativas constituyen, junto a tantas otras formas de esfuerzos, elementos esenciales para la construcción de la civilización del amor».