La aceptación de la renuncia se inserta en el grupo de obispos involucrados en casos de mal manejo de inconductas sexuales, cuyas renuncias están siendo aceptadas inmediatamente por la Santa Sede como parte de la política de «tolerancia cero» que el mismo Benedicto XVI estableció cuando todavía era prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe en 2003 a raíz de los escándalos en Estados Unidos.

Con esta renuncia, son ya cuatro las que el Santo Padre ha aceptado en los últimos meses entre los obispos de Irlanda.

Algunos medios señalan que monseñor Joseph Duffy había admitido que estaba al corriente de acusaciones de abuso por parte de un sacerdote pedófilo de su diócesis, pero que no lo comunicó a la policía, supuestamente a petición de los padres de la víctima.

Otra de las importantes medidas tomadas por el Papa en relación a Irlanda fue la publicación de su carta pastoral en la que anunció un año de penitencia para este país, una misión para los sacerdotes y consagrados, así como una Visita Apostólica a diversas diócesis, disposiciones ignoradas por casi todos los medios seculares.