El arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega y Alamino, quien personalmente negoció con las autoridades, presenció como «garante» que doce Damas de Blanco realizaran, sin asedio de los partidarios del gobierno, su habitual caminata por la Quinta Avenida, tras la misa en el templo de Santa Rita, que él mismo ofició, informa AFP.
El prelado precisó a la prensa internacional que las mujeres no deberán pedir permiso para marchar ni cumplir con otros requisitos que les exigían las autoridades desde hacía tres domingos, lo cual calificó como un «buen gesto» y un «paso novedoso».
Vestidas por completo de blanco y portando gladiolos rosa, como siempre que marchan, las mujeres caminaron 400 metros por la Quinta Avenida y frente al templo gritaron: «¡Libertad, libertad, libertad!».
«Es una pequeña victoria gracias a la tenacidad, la perseverancia, la razón y sobre todo al amor, porque aquí ha triunfado el amor por nuestros familiares. Si no quieren más caminatas que los liberen, o de lo contrario nos tendrán que seguir reprimiendo, nos llevarán presas», declaró la líder del grupo, Laura Pollán.
Ortega dijo haber intervenido por iniciativa de la Iglesia tras los «hechos dolorosos» de los últimos domingos, cuando las mujeres fueron cercadas e insultadas por adeptos al gobierno, hace una semana, incluso durante siete horas hasta que fueron forzadas a subir a un bus que las llevó a sus casas.
El cardenal añadió que las autoridades, de «alto nivel», le garantizaron «que no habría más represión contra las mujeres», lo cual comunicó en la misa.
Fariñas: «Señal alentadora»
Por otro lado, el disidente cubano Guillermo Fariñas, en huelga de hambre y sed desde hace 68 días, calificó de «señal alentadora» la decisión del gobierno de Raúl Castro de permitir a las Damas de Blanco volver a desfilar para pedir la libertad de sus familiares, opositores encarcelados en 2003.
Fariñas: «Señal alentadora»
Por otro lado, el disidente cubano Guillermo Fariñas, en huelga de hambre y sed desde hace 68 días, calificó de «señal alentadora» la decisión del gobierno de Raúl Castro de permitir a las Damas de Blanco volver a desfilar para pedir la libertad de sus familiares, opositores encarcelados en 2003.
«Creo que esto es una señal alentadora de que realmente el conflicto que hay entre las distintas tendencias políticas en Cuba no tiene que terminar precisamente con actos de golpizas y asesinatos», declaró telefónicamente a Efe desde el hospital donde está internado en la ciudad central de Santa Clara.