El Papa Benedicto XVI se ha convertido en un consagrado crítico musical con su libro «Lodate Dio con arte», de próxima aparición en Marcianum Press, que recoge sus discursos y otros escritos sobre arte y, en especial, sobre música. Del libro, que reúne textos de Ratzinger tanto de su época de cardenal como ya de su pontificado, da hoy un adelanto el diario La Stampa.
 
Informa EFE que en el libro, el Papa analiza, entre otras obras, la Novena Sinfonía, de Beethoven, de la que dice: «La Novena (...) suscita siempre de nuevo en mí una sorpresa». «Tras años de autoaislamiento y de vida retirada, en los que Beethoven tenía que combatir dificultades internas y externas que amenazaban sofocar su creatividad artística, el compositor, ya totalmente sordo, en el año 1824 sorprende al público», dice Benedicto XVI.
 
Se trata de una composición, asegura el Papa, que «rompe la forma tradicional de la sinfonía y que, en cooperación con la orquesta, el coro y los solistas, se eleva a un extraordinario final de optimismo y de alegría». Y Benedicto XVI se pregunta: «¿Qué ocurrió?» «Para atentos oyentes, la música misma deja intuir algo que está en la base de esta explosión de júbilo», refiere.
 
«El abrumador sentimiento de alegría transformado aquí en música -prosigue el Papa- no es nada ligero y superficial: es un sentimiento conquistado con fatiga superando el vacío interno que da la sordera y que le ha empujado al aislamiento. La quinta vacía al inicio del primer movimiento y el irrumpir repetido de una atmósfera oscura son la expresión de ello», explica.
 
«La soledad silenciosa sin embargo había enseñado a Beethoven -sigue diciendo- un modo nuevo de escuchar que iba más allá de la simple capacidad de experimentar en la imaginación el sonido de las notas que se leen o se escriben».
 

En este contexto, me viene a la mente -agrega- una expresión misteriosa del profeta Isaías que, hablando de una victoria de la verdad y el derecho, decía: "Oirán ese día los sordos las palabras de un libro (es decir palabras solamente escritas) liberadas de la oscuridad y del tenebrismo, los ojos de los ciegos verán"».
 
«Se menciona así una percepción que se recibe como un don que da Dios por la que se obtiene la gracia de una liberación externa e interna», sostiene. «Así -agrega- cuando el Coro y la Orquesta de la radio Bávara, con ocasión de la caída del muro de Berlín en 1989 y bajo la batuta de Leonard Bernstein modificaron el texto de la sinfonía "Himno a la Alegría" por "Libertad, bella chispa de Dios", expresaron mejor la emoción del momento histórico: la verdadera alegría está radicada en aquella libertad que, en última instancia, sólo Dios puede donar».
 
«Él quiere que estemos atentos a su presencia silenciosa no sólo sobre ´"a bóveda celeste", sino en lo más íntimo de nosotros mismos. Es ahí donde arde la chispa del amor divino, el que puede abrirnos a lo que somos realmente», concluye el Papa con Beethoven antes de adentrarse en Schubert y sus Lieder de la esperanza.