El reportaje de Ignacio Cembrero este domingo en El País demuestra que el hacha de guerra en el trío que forman Prisa, Mediapro (laSexta, Público) y el Gobierno está lejos de enterrarse. El diario que dirige Javier Moreno rompe además su tradicional seguidismo pro-marroquí.

Y todo, por la situación de los cristianos bajo Mohamed VI, cada vez más preocupante a tenor de las informaciones recogidas.

Según comienzan denunciando una religiosa y un sacerdote, es relativamente frecuente que un musulmán acuda a miembros de la Iglesia a preguntarles algo sobre el cristianismo, para inmediatamente después denunciarles a la Policía por «proselitismo».

Ésa es la palabra maldita, tanto que los arzobispados de Rabat y Tánger o la misma nunciatura, así como grupos protestantes, tienen que alegar que no lo practican para no verse impedidos en su actuación evangelizadora y caritativa.

La última oleada de expulsiones de cristianos ha afectado a más de ochenta personas, la mayoría protestantes pero también un franciscano, y siempre por el mismo delito: «Quebrantar la fe del musulmán». El gobierno marroquí estaría realizando estas expulsiones de manera expeditiva y sin el preceptivo juicio para evitar las repercusiones del caso.

«La seguridad espiritual de los musulmanes es primordial y el Estado debe defenderla», aduce Abdelbari Zemzemi, diputado de un pequeño partido islamista. Pero también la formación mayor de esta corriente, el poderoso Partido de la Justicia y del Desarrollo, habla de denunciar a un colegio por haber «perturbado emocionalmente» a un niño de doce años que se convirtió al cristianismo.

El problema no es sólo con los europeos o norteamericanos. También los estudiantes de Gabón reciben de su embajada la instrucción de no discutir de religión con los marroquíes.

Cembrero destaca la contradicción entre estos datos y las recienes declaraciones de María Teresa Fernández de la Vega, que negaba esta oleada de represión, alegando que si no se construían más iglesias en Marruecos era por falta de fieles. Y señala asimismo que, a diferencia de Estados Unidos y Holanda, que han protestado, España, «en línea con Francia... no se ha quejado ante Marruecos por las trabas puestas a la libertad religiosa».