El cardenal Cañizares, después de dirigir una oración por las víctimas del accidente aéreo en Rusia, en el que murieron tantos compatriotas del Papa polaco, destacó el ejemplo de fe y entereza de sus últimos meses, siendo ya un anciano muy enfermo, como algo incluso más significativo que el vigor con que se manejó al inicio de su Pontificado.
El cardenal Julián Herranz destacó, por su parte, «las incontables horas» que pasó Juan Pablo II en adoración ante el Sagrario y cómo eso le ayudó en sus acciones en defensa de la libertad, la verdad y la dignidad de las personas.
El obispo anfitrión, José Manuel Lorca, de Cartagena-Murcia, declaró que las primeras palabras de Juan Pablo II, «abrid de par en par las puertas a Cristo», sirvieron para «despertar al mundo de un sueño y abrir las puertas de la Nueva Evangelización».
Por su parte, el cardenal Rouco, arzobispo de Madrid, recordó el sentido de humor del difunto Pontífice, sus viajes a España y su gran sintonía con los jóvenes.