Se trata de dieciséis misioneros religiosos y laicos -cinco religiosas francesas y un misionero italiano de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada (OMI), cinco miembros de la Sociedad para las Misiones Extranjeras de París (MEP) y cinco laosianos (un sacerdote y cuatro laicos)- y un catequista de etnia hmong.
La Conferencia Episcopal de Laos ha pedido que se forme un proceso unificado, de los diecisiete mártires asesinados entre 1954 y 1970 por odio a la fe, para proclamarles beatos.
El pasado 27 de febrero, el obispo de la diócesis francesa de Nantes, monseñor Jean-Paul James, decretó la clausura del proceso diocesano de las cinco religiosas francesas OMI, los cinco miembros de Sociedad para las MEP y los cinco laosianos, según recoge Zenit de la agencia Fides.
Entre ellos, se encuentra el padre Jean Baptiste Malo, misionero francés que murió de fatiga y debilidad mientras era conducido, a marchas forzadas, a un «campo de reeducación» marxista en el cercano Vietnam.
«La guerrilla quería eliminar todo lo que era extranjero y cristiano», explica el canciller de la diócesis de Nantes, el padre Serge Leray, pero los misioneros escogieron «permanecer en el país» a pesar de las «terribles amenazas».
El padre José Tiên y sus compañeros son los primeros cristianos autóctonos de Laos que tienen abierta una causa de beatificación. El proceso ha sido una oportunidad para revivir la época heroica misionera realizada por los misioneros en el Sudeste de Asia.
Así lo señaló el obispo de Nantes en la solemne concelebración Eucarística para agradecer el éxito del proceso diocesano. En la homilía, monseñor James afirmó que «este proceso canónico nos ha permitido a muchos de nosotros aprender más sobre la historia de la Iglesia en Laos y seguir rezando por nuestros hermanos en la fe que viven en ese país».
Los sacerdotes de las Misiones Extranjeras de París llegaron por primera vez al pequeño Estado de Laos para anunciar el Evangelio a finales del siglo XIX. En los años 30 del siglo XX llegaron los Oblatos de María Inmaculada.
La misión de Laos fue perseguida con fuerza en el tiempo de las luchas internas por la conquista del poder y al surgir la dictadura comunista. De hecho, con el ascenso al poder de los comunistas del Pathet Lao en 1975, aumentó todavía más la persecución a misioneros y catequistas; ese año, el nuevo régimen comunista expulsó de Laos a todos los misioneros extranjeros.
Desde ese año, no le es posible entrar ni desarrollar su labor en el país a ningún instituto religioso internacional con miembros extranjeros.
Existen casas de formación de las religiosas Amantes de la Cruz (vietnamitas) y de las Hermanas de la Caridad de St. Jean Antida (francesas), pero todas jóvenes laosianas.
Para todo el territorio nacional, existe un seminario mayor en Paksé -aprobado, pero controlado por el Gobierno-, con educadores y docentes laosianos. Un religioso, como turista, se acerca a Laos una vez al año durante ocho días e imparte un intensísimo curso de Teología.
En 2007, la cifra de católicos en Laos rondaba los 42.000, de una población total de 5,4 millones de habitantes, en su mayoría budistas. Ese mismo año, la comunidad católica del país celebró con gran alegría la primera ordenación sacerdotal de los últimos cincuenta años, de un laosiano, en el vicariato apostólico de Paksé.
Para todo el territorio nacional, existe un seminario mayor en Paksé -aprobado, pero controlado por el Gobierno-, con educadores y docentes laosianos. Un religioso, como turista, se acerca a Laos una vez al año durante ocho días e imparte un intensísimo curso de Teología.
En 2007, la cifra de católicos en Laos rondaba los 42.000, de una población total de 5,4 millones de habitantes, en su mayoría budistas. Ese mismo año, la comunidad católica del país celebró con gran alegría la primera ordenación sacerdotal de los últimos cincuenta años, de un laosiano, en el vicariato apostólico de Paksé.
Las investigaciones para dar fe de las virtudes heroicas de los 15 mártires del proceso en la diócesis de Nantes se llevaron a cabo en Francia y en Laos, con encuestas y entrevistas a los testigos locales de la época. Todo ello se realizó con mucha discreción, dado que actualmente los cristianos en Laos viven en libertad vigilada.
El postulador de la causa, el padre Roland Jacques -sacerdote OMI y vicerector de la Universidad de San Pablo de Ottawa- recogió abundante documentación e interrogó a al menos 85 testigos, información que ahora pasa a la Congregación para las Causas de los Santos.
La otra causa -que los obispos de Laos han pedido unir a la clausurada en Nantes- lleva dos años en la fase romana y se refiere al misionero italiano Mario Borzaga, OMI, y al catequista de Laos Pablo Thoj Xyooj.
Mario Borzaga nació en Trento en 1932 y fue asesinado en 1960 en un bosque, cuando regresaba por un sendero de montaña de una gira apostólica con el catequista Xyooj, por un grupo de guerrilleros comunistas.