En este sentido, el arzobispo Sanz Montes calificó de «exceso» la manera en la que se está abordando «semejante pecado», refiriéndose así a las acusaciones genéricas contra la totalidad del clero que, según el arzobispo, vierten sobre la comunidad religiosa algunos sectores de la sociedad.
 
«Salpicar así el nombre de la Iglesia, y el nombre de la inmensísima comunidad de sacerdotes católicos es algo que tiene una intencionalidad, y bien lo saben quienes la orquestan», justificó al respecto.
 
Durante su intervención en la misa Crismal, en la que los sacerdotes proceden a la renovación de sus promesas, el arzobispo también quiso mostrar su «respeto» a los sacerdotes que tiene que «sortear la sospecha y hasta el desprecio, por verse metidos en este cajón de sastre», de un modo «injusto» y «falso», en palabras del titular de la diócesis de Oviedo, informa Ep.
 
Asimismo, Sanz Montes insistió en que «la pederastia no es un pecado cristiano, ni un pecado de nuestro clero». Por ello, recordó que a lo largo de su carrera se ha encontrado con «muchísimos más curas llenos de ilusión, con ganas de seguir trabajando por Dios».
 
Asistieron también a la celebración litúrgica, en la que fueron bendecidos los santos óleos que posteriormente se distribuyen en las parroquias de Asturias para la celebración de los sacramentos, el arzobispo emérito, Gabino Díaz Merchán, y el obispo auxiliar, Raúl Berzosa Martínez. Así como los catorce arciprestes de la diócesis y sacerdotes venidos desde toda Asturias.
 
Esta celebración tiene en el presente año significado un relieve al celebrarse en toda la Iglesia el 150 aniversario de la muerte del Santo cura de Ars, Juan María Vianney, año jubilar sacerdotal declarado por el Papa Benedicto XVI.